Cuando cae la noche, el silencio se desvanece, porque no es cierto que el silencio sea la noche. Es un tópico pensar que el mundo se para cuando la gente se para. Porque la gente está convencida, de que detenerse por fin, después de la rutina, supone parar el tiempo y penetrar en la calma. Y cree que la noche es eso: El reposo del guerrero, un teatro aburrido, un preludio del sol, un paréntesis vacío, un vacío necesario.
Está cayendo la noche, y un nuevo tiempo niega al tiempo, alimenta el deseo, propicia el exceso. Los instantes se eternizan. ¡Secretos inconfesables son rebelados brutalmente! Las máscaras se desploman. ¡Algún gesto enfurecido lo hace estallar todo! Insólitas pasiones, anhelos insospechados. La noche, es el motor del silencio elocuente, donde el tiempo no es el tiempo, ni el lugar ningún lugar, donde la oscuridad resplandece y la nada es imposible.
Sergi Belbel
LUIS CARLOS BONILLA SANDOVAL (qepd)
Hace 8 horas
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