Frases Anónimas

En Este Mundo No Existe Ninguna Verdad Absoluta, Sin Embargo , Esto Es Algo Absolutamente Verdadero.

Que díficil es amar cuando tanto amamos y en la persona que pensamos ni en su pensamiento estamos.

Lo malo de la ignorancia es que va adquiriendo confianza a medida que se prolonga.

No és fuerte áquel quién nunca cae, sino aquel quien al caer tiene la suficiente fuerza cómo para volver a levantarse.

Siempre hay quién anda en busca de un buen amigo, pero són pocos los que procuran serlo.

Enuncia tu verdad de manera clara y serena y escucha a los demás, incluso al que crees torpe e ignorante ya que también ellos tienen su historia.

Lo contrario del amor no es el odio, sino la indiferencia.

Un amigo es alguien que lo conoce todo de ti, y sin embargo... te aprecia.

No se trata de añadir años a la vida, sino de dar vida a los años.

Lo malo de ser puntual es que llega uno a un lugar y no hay nadie allí para apreciarlo.

Ama la verdad, pero perdona el error.


viernes, 10 de diciembre de 2010

Discriminación sexista en las instituciones escolares


Tratando el tema de la visibilidad e invisibilidad de cada uno de los miembros que constituyen una clase podemos clasificarlos en dos grupos: el visible y el invisible.

Por un lado no encontramos con los alumnos visibles son aquellos que su comportamiento llama la atención en el centro académico mediante manifestaciones que el profesorado puede valorar positiva o negativamente, pero que siempre recuerda. La visibilidad se puede manifestar de varias maneras, ya sea por conductas físicas o verbales agrupándolos en dos grandes bloques, por un lado comportamientos de protesta, conductas agresivas, y por otro, conductas de signo de aplicación.

Los comportamientos visibles son mayormente producidos por niños que por niñas. Sin embargo muchos de estos alumnos conflictivos suelen ser definidos por los profesores con términos cariñosos y que llevan consigo una valoración positiva (“trastos y gamberretes”), muchos de estos profesores manifiestan un mayor aprecio por los estudiantes más rebeldes, es más, si estos alumnos son guapos y atractivos sienten cierta predilección por ellos y son los más estimulados. No obstante, la situación cambia si son feos, poco o nada agraciados, pertenecientes a sectores marginales y además conflictivos. Si les añadimos otra variable como puede ser su origen racial existen múltiples prejuicios negativos, esperando de ante mano que sea un alumno conflictivo.

Mientras que por otro, los estudiantes invisibles son el grupo de alumnos que tienden a pasar desapercibidos ante los ojos del profesorado, es decir, no haciendo nada que sea lo suficientemente llamativo para hacerse notar. Sus profesores tienen dificultades para describirles y no se atreven a opinar sobre ellos. Esto se refleja numerosamente entre conversación entre profesores, reuniones escolares. Dentro de los alumnos invisibles se pueden encontrar tímidos supervivientes, marginales y ansiosos.



CLASES, PEDAGOGÍA Y EVALUACIÓN

Dentro de la pedagogía visible existe una plataforma objetiva para evaluar a los alumnos que se apoya en unos criterios claros y unos procedimientos de medida precisa. Cuando analizamos las calificaciones de los alumnos podemos determinar el perfil al que pertenece dicho alumno. Dentro de las notas de los niños se introducen elementos objetivos que enmascaran a otros subjetivos. Por otro lado, en la pedagogía invisible los procedimientos de evaluación son múltiples, difusos y no se presentan fácilmente a una medida aparentemente precisa lo que dificulta la comparación entre los diferentes alumnos y centros escolares. La pedagogía invisible especifica el progreso de cada persona y dentro de esta forma pedagogía existen variaciones entre grupos.

Tanto en la pedagogía visible como en la invisible tiene importancia el interés y la motivación del alumnado. Pero en el caso de la pedagogía visible la atención se centra en el maestro, sin embargo en la pedagogía invisible, la atención del maestro se basa en el niño completamente, en el conjunto de lo que hace y lo que no hace.

En muchas ocasiones los padres consideran que las disposiciones y decisiones que toman los profesores son insignificantes, inoportunas e incluso erróneas, cuando esto ocurre es normal que el comportamiento del niño sea contradictorio.

La pedagogía invisible no supone únicamente una separación de lo escolar, sino que también pueden también el algunos casos ser los niños un mensaje innovador dirigido a la familia. Tiene una evaluación subjetiva que objetiva. Cuando se trata de una pedagogía visible las notas atribuidas a competencias particulares definen una actividades del niño definen otro perfil. En el caso de la pedagogía invisible probablemente habrá una explicación detallada de las relaciones entre las estados psicológicos y de sus actos. Esta pedagogía puede generar también formas de evaluación y de juicios explícitos encubiertos.

Puede haber una ruptura entre diferentes formas de socialización, entonces lo que puede pasar es que las formas de clasificación y los marcos de referencia rígidos sustituyan a formas de clasificación y a marcos débiles. O por el contrario, otra situación en las que las formas de clasificación y los marcos de referencias débiles sucedan a formas rígidas.

Es importante no fijarnos solamente la concordancia en el grado de rigidez de las formas de clasificación y de los marcos de referencia, sino también las discordancias y el momento en el que esas discordancias aparecen.

El currículum oculto de las pedagogías invisibles podría ser una pedagogía visible. Sin embargo, los resultados de la importancia de una pedagogía en la otra serán probablemente distintos de los que se obtienen cuando se transmite una sola pedagogía, sean estas las que sean. La pedagogía visible es el grado de rigidez de las formas de clasificación, ya que es él quien define lo que es considerado como propiedad valorada, regulando de este modo las estructuras mentales. La rigidez de los marcos de diferencia regula la modalidad de la socialización dentro de la clasificación.


Ejemplos reales

Vamos a comenzar exponiendo unas prácticas educativas que sacan a la luz el currículum oculto:

    • Una profesora de infantil prepara la hora de los juegos, pone puzzles, cochecitos, libros, pistolas, cacerolas, cocinillas, muñecas y peluquería… Deja que cada niño elija el juego en el que desea estar, con un máximo de cinco en cada estación, prácticamente todas las niñas van a las peluquerías y a las cacitas, los niños escogen los coches y algunos van a la cacita donde realizan el papel de papás o hijos pequeños.

      • Podemos ver como en la etapa de infantil mayormente las personas que se dedican a ello son mujeres, por lo que deducimos un alto grado de feminización. El objetivo que se quiere conseguir es, que los alumnos sepan diferenciar que también hay mujeres profesoras y madres y ambas no son iguales. A la hora de jugar podemos ver como los propios niños juegan con los niños y las niñas con las niñas, que los niños prefieren los coches antes que las peluquerías y que las niñas prefieren las peluquerías a los coches, no obstante a la hora de jugar en conjunto los papeles están bien marcados niños papá y niñas mamás, de esto se deriva un machismo puro y duro. Si algún niño se sale de su papel ellos mismos se encargarán de reconducirlo con duras críticas y burlas.

    • Una profesora está impartiendo sus clase de filosofía, durante el transcurso de ella se dirige a los chicos más guapos con bromas y ejemplos de la lección con un tono insinuante y de doble sentido. Además está pendiente de que participen en la dinámica de la clase constantemente, de motivarlos y darles facilidades a la hora de estudiar. Estos chicos más guapos da la casualidad de que también los “gamberros” de la clase.

      • De aquí lo que deriva es la predilección por los niños que normalmente son más motivados que las niñas, y sobre todo si estos son guapos.

      Bibliografía

      Apple M.W. (1989): Maestros y textos, Barcelona, MEC

      Apple, M.W. (1987): Educación y poder, Barcelona, MEC

      Apple, M.W. (1996) El conocimiento oficial, la educación democrática en una era conservadora, Barcelona, Paidós.

      miércoles, 8 de diciembre de 2010

      Trastorno Obsesivo Colpulsivo




      Los signos distintintivos del trastorno obsesivo-compulsivo son la presencia frecuente de pensamientos intrusivos e indeseados (obsesiones) y conductas repetitivas (compulsiones). En general, la ansiedad causada por la obsesión se alivia llevando a cabo el acto compulsivo. El individuo se ve inmerso en un ciclo de ansiedad una y otra vez, sientiendo en cada ocasión como si tuviera que adoptar una determinada conducta para paliar la ansiedad. Estas obsesiones (y las correspondientes compulsiones) causan tal trastorno que entorpecen su vida diaria, y afectan a su trabajo, los estudios y la relación con los demás. La persona que padece trastorno obsesivo-compulsivo sabe que las ideas y la necesidad de conductas repetitivas son exageradas, le roban mucho tiempo y rebasan lo que es una simple preocupación ante diversas situaciones y tareas cotidianas. Este insight intacto, que hace que se dé cuenta de que las ideas no son normales, es característico del trastorno obsesivo-compulsivo.

      Diversos estudios apuntan a una causa central en el trastorno obsesivo-compulsivo. Una de ellas es que una vez adquirido el miedo, se desarrollan pautas de prevención (o compulsiones) que se mantienen porque palían el temor. Otras es que el trastorno se basa en miedo exagerados (“Si no hago esto, sucederá algo malo”), pero se postula también que la causa está relacionada con el modo en que organizan sus ideas el afectado por el trastorno. Según esta hipótesis, pensar en una conducta es lo mismo que llevarla a cabo (malos pensamientos son equivalentes a malas conductas), no lograr prevenir el daño es igual a causarlo, y la responsabilidad del mismo no disminuye por efecto de circunstancias extremas (como no poder evitarlo), y por ello hay que dominar los pensamientos malos.

      Algunos ensayos reflejan que el trastorno obsesivo-compulsivo afecta con mayor frecuencia a unas familias más que a otras, aunque de momento no se han encontrado genes relacionados con esta anomalía. Entre los padres, hijos y hermanos de pacientes con trastorno obsesivo-compulsivo el índice de indicidencia se sitúa entre el 10 y el 15 por ciento, mucho más alto que el 2,5 por cierto en la población general. Otra hipótesis biológica sobre el trastorno es que sea consecuencia del metabolismo anormal de ciertas sustancias químicas cerebrales, entre ellas la serotonina.

      En los estudios modernos sobre ecografía cerebral se han detectado anomalías en los pacientes con trastorno obsesivo-compulsivo, y en fecha reciente se ha descubierto una asociación entre los niños de trastorno obsesivo-compulsivo y un marcador inmunológico de la infección por estreptococos. Esto sugiere la posibilidad de que algunos casos de aparición precoz del trastorno sean debidos a una respuesta anormal de anticuerpos a la bacteria que causa la amigdalitis estreptocócica corriente. Esos anticuerpos atacarían por error células de una determinada zona cerebral y causarían el trastorno obsesivo-compulsivo.



      El tratamiento más eficaz para el trastorno obsesivo compulsivo es la exposición y la prevención de la respuesta, consiste en exponer al paciente a un entorno o estímulo aversivo (como puede ser tocar un objeto “contaminado”: la tapa del water) y lograr que evite el ritual compulsivo de lavarse las manos. La hipótesis subyacente es que la ansiedad disminuye al efectuar el individuo suficientes contactos con un objeto que le repugna y comprobar que de ello no se siguen consecuencias nocivas. Los dos factores principales del tratamiento por exposición es que se haga in vivo (en una situación real) y que se evite la respuesta, fundamentalmente a base de que el paciente ejerza gran fuerza de voluntad y no lleve a cabo el ritual acostumbrado. Cuando no sea posible que el paciente experimente con el objeto real, se le indica que imagine la situación que desencadena la reacción compulsiva.

      Se ha demostrado por numerosos estudios, razonablemente bien diseñados, que la prevención exposición/ritual da buenos resultados en menos de un mes, con retrocesos inferiores al 20 por ciento. Incluso con esta breve duración de tratamiento, los índices de recaída son relativamente bajos y los beneficios del tratamiento persisten hasta cinco años después.

      Se ha recurrido a combinar los efectos de la prevención exposición/ritual de diversos ensayos para analizar la eficacia general del tratamiento en distintos entornos. Los resultados de estos “meta-análisis” sugieren que el tratamiento conductal es eficaz para controlar los síntomas del trastorno obsesivo-compulsivo y superiores al nulo tratamiento. Pero los meta-análisis presentan inconvenientes: el primero es que, dada la combinación de ensayos, siempre se produce una mezcla en detalles específicos de un determinado experimento, como por ejemplo la manera en que se aplicaron diversos tratamientos; o tal vez en uno de ellos se incluyeron ejercicios a domicilio y en otro no. Se gan agrupado, además, con diverso grado de control y éstos, por otra parte, difieren en duración, implicación del terapeuta, rigor del control del ritual y empleo de exposición imaginaria (cuando no es posible el tratamiento in vivo), por lo que hay razones para llegar a la conclusión de que los resultados de los meta-análisis no son concluyentes.

      No obstante, independientemente de la confusión de combinar los resultados de varios ensayos, se ha observado que los pacientes con trastorno obsesivo-compulsivo mejoraran si acuden semanalamente al terapeuta y practican además por su cuenta la exposición con prevención de respuesta.

      Tal vez la principal ventaja de este método sea la generalización de los resultados o el efecto que ejerce sobre el propio trastorno obsesivo-compulsivo. A veces, por ejemplo, el efecto del tratamiento queda restringido al estímulo concreto y al acto compulsivo asociado y no se generaliza a otros entornos y estímulos. Esta faceta sigue siendo objeto de investigación.

      Como sucede en casi todas las terapias, se trabaja para descubrir la mejor combinación de tratamientos. En el caso del trastorno obsesivo-compulsivo se han probado diversos elementos combinados con variado grado de éxito. A continuación damos los resultados de varios tratamientos complementarios experimentales:

      • En general, con el empleo de exposición en imaginación (en la que el paciente se imagina la exposición a los estímulos), en contraste con la exposición real, se consigue paliar los síntomas y mantener los beneficios del tratamiento, pero no es tan eficaz como la terapia in vivo.

      • La terapia autodirigida, que incluye acceso a la información y ejercicios de relajación, no parece ejercer efectos positivos sobre los síntomas asociados al trastorno obsesivo-compulsivo.

      • Con otro enfoque cognitivo-la terapia racional-emotiva consistente en sesiones dirigidas por el terapeuta y ejercicios en casa-se obtuvieron beneficios pero menos que los logrados con el grupo sometido a exposición y tratamiento exclusivo de prevención de respuesta.

      • No parece haber diferencia entre la terapia individual y a de grupo en cuando reducción de síntomas en el trastorno obsesivo-compulsivo y las dos parecen igualmente eficaces en el momento del tratamiento y seis meses después. El tratamiento en grupo es mucho más económico y eficaz, pues se llega a reunir mucho mayor número de pacientes por menos gasto.

      • No hay diferencia en cuanto al resultado tratando a los pacientes individualmente o integrando a los miembros de su familia. La severidad del trastorno obsesivo-compulsivo disminuye en ambos casos, pero con la exposición con prevención de respuesta combinada con un intenso programa de apoyo familiar -incluida ayuda a los ejercicios a realizar en casa, terapia de relajación e intervención en la prevención de la respuesta- se logró más mejoría.

      Muchos de los pacientes prefieren el tratamiento médico del trastorno obsesivo-compulsivo porque les asusta la exposición con prevención de respuesta, y el 25 por cierto de los pacientes rechazan este tratamiento. Al fin y al cabo, éste les obliga a enfrentarse a sus miedo. Se necesitan más ensayos clínicos para analizar el empleo de medicación seguida de entrenamiento en la exposición con prevención de respuesta para reducir la obsesión y la compulsión ligada a ella. Son necesarios también más estudios en que se analicen los factores que provocan el miedo a participar en la exposición con prevención de respuesta, tanto más cuanto que este método es con gran diferencia el más eficaz para tratar el trastorno obsesivo compulsivo.

      Se han recomendado varios niveles de tratamiento farmacológico en los trastorno obsesivo-compulsivos, empezando por la estrategia principal con inhibidores de la recaptación de serotonina como la clomipramina, la fluoxetina, la sertralina, la fluvoxamina y la paroxetina.

      Hay evidencia científica fundamentada de ensayos bien diseñados y bien realizados que reflejan la eficacia de los inhibidores selectivos de recaptación de serotonina en el tratamiento del trastorno obsesivo-compulsivo. Los estudios a gran escala demuestan que aproximadamente entre el 40 y el 60 por ciento de los pacientes respondieron a esta clase de medicación con promedios de mejoría aproximados entre el 20 y el 40 por ciento. La medicación combinada a terapia de exposición es el mejor régimen y el primer paso en el entrenamiento obsesivo-compulsivo.

      El tratamiento farmacológico requiere aproximadamente entre cuatro y ocho semanas de prueba adecuada, y se demostrado que los inhibidores de la recaptación de serotonina son más eficaces que otros tipos de antidepresivos.

      Esta clase de medicación tiende a ser bien tolerada por casoo todos los pacientes, pero conlleva ciertos efectos secundarios; los efectos colaterales asociados a la fluoxetina, fluvoxamina, paroxetina y sertralina incluyen nerviosismo, insomnio, intraquilidad, náuseas, diarrea y problemas sexuales. El empleo de clomipramina va asociado a sequedad de boca, cansancio, mareos, problemas sexuales y adquisición de peso. La clormipramina se ha asociado también a problemas de tensión arterial y de frecuencia cardíaca.

      Las perspectivas del tratamiento obsesivo-compulsivo se sitúan sobre dos planos: primero, lo que atañe a iniciativas para evaluar y perfeccionar los tratamientos, y, segundo, en el desarrollo de nuevos tratamientos. Un posible camino de investigación es el empleo de técnicas muy perfeccionadas de neuroimagen con las que se han documentado cambios de la actividad cerebral tras el éxito de un tratamiento con inhibidores de la recaptación de serotonina o de la terapia de exposición. Resultados que ponen de relieve las posibilidades de la neuroimagen cerebral como medio de predicción sobre qué pacientes responderán al tratamiento o en qué medida. El tratamiento para infección por estreptococos, incluidos los antibióticos y la exanguinotransfusión puede también ser prometedor.

      Bibliografía

      Cervera,S.; Roca, M.y Bobes, J.(1998). Fobia Social. Barcelona:Masson S.A.

      Echeburúa, E. (1995). Evaluación y tratamiento de la fobia social. Barcelona: Martínez Roca

      Godoy, J.F. (1993). Psicología de la Salud: delimitación conceptual. En Simón (ed.), Manual de Psicología de la Salud. Madrid: Biblioteca Nueva.

      Hernández, B, Valera,S. (2002) Psicología Social Aplicada e Intervención Psicosocial, Tenerife: Editorial Resma.

      Nathan, P.E, Gorman, J.M, Salkind, N.J. (2002) Tratamiento de trastornos mentales. Una guía de tratamientos que funciona. Madrid: Alianza Ensayo

      Intervención en fobia social



      La fobia social es un miedo intenso de llegar a sentirse humillado en situaciones sociales, especialmente de actuar de tal modo que se coloque uno en una situación vergonzosa frente a las demás personas. Frecuentemente es hereditaria y puede estar acompañada de depresión o de alcoholismo. La fobia social frecuentemente comienza alrededor del principio de la adolescencia o aún antes.

      Las persona que sufren fobia social tienen la idea de que las otras personas son muy competentes en público y que ellas no lo son. Los pequeños errores que cometen pueden parecerle mucho más exagerados de lo que en realidad son. Les parece muy vergonzoso ruborizarse y sienten que todas las personas lo están mirando. Pueden tener miedo de estar con personas que no sean las más allegadas a ellos. O el miedo puede ser más específico, como el sentir ansiedad si tienen que dar un discurso, hablar con un jefe o alguna otra persona con autoridad, o bien aceptar una invitación. La fobia social más común es el miedo de hablar en público. En ocasiones, la fobia social involucra un miedo general a situaciones sociales tales como fiestas. Menos frecuente es el miedo de usar un baño público, comer fuera de casa, hablar por teléfono o escribir en presencia de otras personas, como por ejemplo, escribir un cheque.

      Aunque este trastorno frecuentemente se confunde con timidez, no son lo mismo. Las personas tímidas pueden sentirse muy incómodas cuando están con otras personas, pero no experimentan la extrema ansiedad al anticipar una situación social y no necesariamente evitan circunstancias que las haga sentirse cohibidas. En cambio, las personas con una fobia social no necesariamente son tímidas. Pueden sentirse totalmente cómodas con otras personas la mayor parte del tiempo, pero en situaciones especiales, como caminar en un pasillo con personas a los lados o dando un discurso, pueden sentir intensa ansiedad. La fobia social trastorna la vida normal, interfiriendo con una carrera o con una relación social. Por ejemplo: un trabajador puede dejar de aceptar un ascenso en su trabajo por no poder hacer presentaciones en público. El miedo a un evento social puede comenzar semanas antes y los síntomas pueden ser muy agotadores.

      Las personas con fobia social no necesariamente son tímidas. Pueden sentirse totalmente cómodas con otras personas la mayor parte del tiempo, pero en situaciones especiales pueden sentir intensa ansiedad.

      Las personas con fobia social comprenden que sus sensaciones son irracionales. Sin embargo, experimentan una gran aprensión antes de enfrentarse a la situación que temen y harán todo lo posible para evitarla. Aún cuando puedan enfrentarse a lo que temen, generalmente sienten gran ansiedad desde antes y están muy incómodas todo el tiempo. Posteriormente, las sensaciones desagradables pueden continuar con la preocupación de haber sido juzgados o con lo que los demás hayan pensado u observado respecto a ellos.

      Aproximadamente el 80 por ciento de las personas que sufren de fobia social encuentran alivio a sus síntomas cuando se les da tratamiento de terapia cognitivo-conductual, de medicamentos, o una combinación de ambos. La terapia puede involucrar aprender a ver los eventos sociales en forma diferente; exponerse a una situación social aparentemente amenazadora de tal manera que les sea más fácil enfrentarse a ella; además, aprender técnicas para reducir la ansiedad, adquirir habilidades sociales y practicar técnicas de relajación.
      más

      En el origen de la fobia social, participan factores predisposiciones (en buena parte biológicos), factores de aprendizaje y, en ocasiones, posibles experiencias activadoras o desencadenantes.

      En muchas personas con ansiedad social se da una predisposición ante la crítica y la desaprobación, que ha su vez ha podido verse potenciada por factores de aprendizaje en la infancia y acentuada en la adolescencia. Esta ansiedad, se manifestará con distinta intensidad y duración en cada sujeto en función de variables biológicas y psicológicas.


      Variables biológicas


      Parece existir una preparación biológica evolutiva para temer expresiones faciales de ira, rechazo y crítica, facilitándose así las jerarquías que dan lugar al orden social. Entre las variables sensibles a factores biológicos suelen citarse:

      -Capacidad innata para reconocer la amenaza social y responder ante ella.

      -Alta activación fisiológica, que dificulta la habituación a situaciones amenazantes o no familiares, lo que propicia su evitación.

      -Inhibición conductual en la infancia (mayor miedo y timidez ante personas o situaciones desconocidas, mayor ritmo cardíaco en reposo y mayor dilatación pupilar, mayor tensión muscular y aceleración cardiaca ante situaciones nuevas o estresantes). Esta alta activación fisiológica facilita el condicionamiento del miedo, suponiendo un factor de riesgo para desarrollar trastornos de ansiedad en la vida adulta (especialmente, fobia social generalizada). Sin embargo, el ambiente juega un papel fundamental, como muestra que sólo un tercio de estos niños presenten ansiedad social en la adolescencia.


      Variables psicológicas


      Algunos factores de la propia experiencia pueden interactuar con la vulnerabilidad biológica y provocar fobia social al originar en el sujeto la sensación de pérdida de control ante distintas situaciones. Estos factores experienciales pueden resumirse en:

      -Unos padres sobreprotectores, muy exigentes o poco afectuosos, que emplearan un estilo educativo basado en la vergüenza o rechazo de los hijos con inhibición conductual, lo que interferiría en la relación padres-hijos, dificultaría la independencia, la confianza y lacompetencia social, y promovería una gran necesidad de aprobación, perfeccionismo y creencia en que los demás son siempre críticos y fiscalizadores.

      -La falta de experiencias y habilidades sociales.

      -La observación de experiencias sociales negativas o ansiedad social en los padres o personas significativas puede facilitar la aparición en los hijos de preocupaciones y conductas similares.

      -Un cambio de circunstancias (laborales, familiares, escolares, de residencia) puede implicar la necesidad de enfrentarse a las situaciones temidas desbordantes (Ej. relacionarse con gente nueva).

      -Experiencias negativas en algunas situaciones sociales (burlas, castigo, marginación, etc.) pueden elevar el miedo ante otro tipo de situaciones sociales distintas.

      -Distintas circunstancias estresantes (laborales, familiares...) o factores accidentales (enfermedad, cambios hormonales...) pueden provocar que se manifieste ansiedad o algunos de sus síntomas somáticos en situaciones sociales.

      -El desarrollo excesivo de la conciencia del sí mismo en el final de la infancia o inicio de la adolescencia puede acarrear timidez y autoevaluación excesivas, desarrollándose el miedo a ser objeto de evaluación y la tendencia a focalizar en exceso la atención sobre uno mismo (sobre los propios pensamientos, actos, apariencia, etc). Infravalorarse puede agudizar la timidez, provocar una gran necesidad de aprobación, y atribuirse a uno mismo mayor responsabilidad ante los fallos que ante los éxitos.


      Mantenimiento de la fobia social

      Los factores implicados en el mantenimiento del problema varían en cada caso pero, en líneas generales, cabe mencionar:

      1.
      Anticipaciones y activación de supuestos. Anticiparse a la situación social temida activa una serie de supuestos como, por ejemplo, desconfiar en las propias capacidades o creer que se va a ser criticado y rechazado por los demás.

      2.
      Expectativas negativas. Los anteriores supuestos pueden provocar expectativas negativas acerca del propio desempeño y la suposición de que aparecerán manifestaciones de ansiedad con su consecuente efecto de evaluación negativa, humillación o rechazo. Estas expectativas negativas provocan ansiedad.

      3.
      Características de la situación. El grado de peligro percibido o ansiedad varían en función de factores situacionales como duración, formalidad, características de los otros (edad, sexo, cargo, etc. ) y sus reacciones. A la hora de hablar en público, resulta relevante la presencia o no de mobiliario, la posibilidad de ser preguntado o el estar de pie o sentado, entre otros factores.

      4.
      Comportamiento. Las expectativas negativas y ansiedad anticipatoria suelen conducir a la evitación de las situaciones o a la poca implicación en ellas, manifestándose conductas defensivas como beber alcohol, llevar gafas oscuras, hablar únicamente con las personas conocidas, rigidez corporal o hablar poco.

      5.
      Resultados. Las conductas defensivas reducen la ansiedad a corto plazo, dando al sujeto la sensación de evitarle las consecuencias temidas (humillación, rechazo, etc.). Sin embargo, la persona atribuye su no ocurrencia a estas conductas que, a la postre, le hacen menos cordial y amable, atraen la atención hacia su ansiedad, e interfieren en su actuación. Además, evitar las situaciones hace más difícil su afrontamiento en una próxima ocasión, reduciendo la confianza en uno mismo y dificultando la solución del problema. Así, la atención se centra básicamente en uno mismo (especialmente en los síntomas somáticos y autónomos), y en ciertas reacciones de los otros, más que en la tarea que se tiene entre manos, lo cual dificulta la actuación social adecuada. Los fóbicos sociales se forman una impresión de cómo creen ser percibidos por los demás a partir de sus síntomas más visibles, las emociones sentidas, los propios errores detectados, las reacciones de los otros o experiencias previas, principalmente.

      Cuanto mayor es la probabilidad percibida de evaluación negativa, mayor es la ansiedad resultante. Una posible explicación ante esto es que normalmente la información que obtenemos sobre cómo nos ven los demás es ambigua y dado que los fóbicos sociales tienen una gran necesidad de aprobación, basan lo que los demás piensan de ellos en el cómo se ven a sí mismos. Por otra parte, muchas de las acciones para conocer lo que los otros perciben de uno (contacto ocular, dar mucha información personal) resultan altamente ansiógenas para los fóbicos sociales, por aumentar el riesgo de evaluación negativa. Además, cuando reciben una evaluación positiva tienden a rechazarla por creerla un engaño o fruto de una excesiva benevolencia.

      El estado de ánimo deprimido suele agravar la fobia social intensificando las expectativas negativas y la experiencia de ansiedad. Tras una interacción social, la ansiedad se reduce pero, al no existir claros indicios de aprobación social, los fóbicos sociales tienden a revisar su actuación detalladamente, con especial atención a sus síntomas y autopercepciones negativas de modo que terminan viendo la actuación como mucho más negativa de lo que fue.


      Consecuencias negativas más frecuentes

      -Peor rendimiento laboral o académico, si exigen interacción social o actuaciones en público y menor probabilidad de graduación universitaria y de desempeñar ciertos trabajos o puestos laborales.

      -Menos contactos sociales y amigos, con menores probabilidades de establecer relaciones íntimas y de pareja.

      -Frecuentemente, problemas de pareja o familiares por la participación en actividades sociales.

      -Menores ingresos y nivel socioeconómico.

      -Abuso/dependencia de sustancias (alcohol, tabaco, ansiolíticos).

      -Baja autoestima, sentimientos de inferioridad, humor depimido, aunque algunos fóbicos sociales no tienen mala opinión de sí mismos, sino que creen que los demás les juzgan negativamente.

      -Peor calidad de vida.

      Las consecuencias negativas son mayores cuando la fobia social es generalizada, y mayores aún si coexiste con otros trastornos.


      Criterios del dsm-iv para el diagnóstico de la fobia social.



      A. Temor acusado y persistente por una o más situaciones sociales o actuaciones en público en las que el sujeto se ve expuesto a personas que no pertenecen al ámbito familiar o a la posible evaluación por parte de los demás. El individuo teme actuar de un modo (o mostrar síntomas de ansiedad) que sea humillante o embarazoso. Nota: En los niños es necesario haber demostrado que sus capacidades para relacionarse socialmente con sus familiares son normales y han existido siempre, y que la ansiedad social aparece en las reuniones con individuos de su misma edad y no sólo en cualquier interrelación con un adulto.

      B. La exposición a las situaciones sociales temidas provoca casi invariablemente una respuesta inmediata de ansiedad, que puede tomar la forma de una crisis de angustia situacional o más o menos relacionada con una situación. Nota: En los niños la ansiedad puede traducirse en lloros, berrinches, inhibición o retraimiento en situaciones sociales donde los asistentes no pertenecen al marco familiar.

      C. El individuo reconoce que este temor es excesivo o irracional. Nota: En los niños puede faltar este reconocimiento.

      D. Las situaciones sociales o actuaciones en público temidas se evitan o bien se experimentan con ansiedad o malestar intensos.

      E. Los comportamientos de evitación, la anticipación ansiosa, o el malestar que aparece en la(s) situación(es) social(es) o actuación(es) en público temida(s) interfieren acusadamente con la rutina normal del individuo, con sus relaciones laborales (o académicas) o sociales, o bien producen un malestar clínicamente significativo.

      F. En los individuos menores de 18 años la duración del cuadro sintomático debe prolongarse como mínimo 6 meses.

      G. El miedo o el comportamiento de evitación no se deben a los efectos fisiológicos directos de una sustancia (p. ej., drogas, fármacos) o de una enfermedad médica y no pueden explicarse mejor por la presencia de otro trastorno metal (p. ej., trastorno de angustia con o sin agorafobia, trastorno de ansiedad por separación, trastorno dismórfico corporal, un trastorno generalizado del desarrollo o trastorno esquizoide de la personalidad).

      H. Si hay una enfermedad médica u otro trastorno mental, el temor descrito en el Criterio A no se relaciona con estos procesos (p. ej., el miedo no es debido a la tartamudez, a los temblores de la enfermedad de Parkinson o a la exhibición de conductas alimentarias anormales en la anorexia nerviosa o en la bulimia nerviosa).

      Especificar si es generalizada: si los temores hacen referencia a la mayoría de las situaciones sociales (considerar también el diagnóstico adicional de trastorno de la personalidad por evitación)

      Criterios cie-10 para el diagnostico de fobia social


      Las fobias sociales suelen comenzar en la adolescencia y giran en torno al miedo a ser enjuiciado por otras personas en el seno de un grupo comparativamente pequeño (a diferencia de las multitudes) y suelen llevar a evitar situaciones sociales determinadas. Al contrario que la mayoría de las fobias, las fobias sociales se presentan con igual frecuencia en varones y en mujeres. Algunas de las fobias sociales son restringidas (por ejemplo, a comer en público, a hablar en público o a encuentros con el sexo contrario), otras son difusas y abarcan casi todas las situaciones sociales fuera del círculo familiar. El temor a vomitar en público puede ser importante. El contacto visual directo puede ser particularmente molesto en determinadas culturas. Las fobias sociales suelen acompañarse de una baja estimación de sí mismo y de miedo a las críticas. Puede manifestarse como preocupación a ruborizarse, a tener temblor de manos, nauseas o necesidad imperiosa de micción y a veces la persona está convencida de que el problema primario es alguna de estas manifestaciones secundarias de su ansiedad. Los síntomas pueden desembocar en crisis de pánico. La conducta de evitación suele ser intensa y en los casos extremos puede llevar a un aislamiento social casi absoluto.

      Pautas para el diagnóstico

      a) Los síntomas psicológicos, comportamentales o vegetativos, son manifestaciones primarias de la ansiedad y no secundarias a otros síntomas como por ejemplo ideas delirantes u obsesivas.

      b) Esta ansiedad se limita o predomina en situaciones sociales concretas y determinadas.

      c) La situación fóbica es evitada, cuando ello es posible.


      Objetivos del tratamiento


      Se pretende que el paciente reduzca su inhibición social ( es decir, pueda activar recursos con los que cuenta, pero que bajo determinadas condiciones están inhibidos o bloqueados) y que adquiera recursos, y los ponga en practica, para aumentar los logros y mantenerlos: aprender a establecer metas realistas, corregir errores cognitivos (expectativas, supuestos..), concentrarse en la tarea y no en las propias sensaciones, perder el miedo a los propios síntomas, reducir las conductas de evitación o defensivas, controlar la activación autonómica y somática, reducir la ansiedad social y la interferencia que provoca, y superar las carencias existentes en situaciones sociales.

      En algunos casos, la ansiedad social está asociada con otras alteraciones, por lo que se requiriere un análisis previo para decidir qué problemas abordar y en qué orden, habiendo de tratarse en primer lugar o en paralelo el problema de mayor gravedad. La presencia de otros trastornos no impide el tratamiento de fobia social, aunque es probable que requieran una intervención adicional.

      Programas

      Entre las técnicas psicológicas de tratamiento destacan: la exposición (
      role playing, en vivo), el entrenamiento en habilidades sociales, la identificación y corrección de procedimientos contraproducentes, la reestructuración cognitiva (replanteamiento, mediante experiencias correctoras y puesta a prueba, de creencias, supuestos, formas de evaluación), la mejora de la autoestima, el entrenamiento autoinstruccional, la relajación, enfatizar al paciente la importancia de concentrarse en la tarea o interacción social (concentrarse en aspectos del ambiente, comportamiento de los otros, etc.) es fundamental para tratar uno de los principales problemas de muchos fóbicos sociales: la excesiva conciencia de sí mismos. Los programas de tratamiento suelen combinar varios procedimientos. Un tratamiento no se reduce a la suma de técnicas y procedimientos, si no a su adecuada articulación e integración en función de cada caso.

      No se han establecido aún, con claridad, predictores claros de éxito terapéutico, aunque la reducción del miedo a la evaluación negativa se cita como uno de los que pudiera ser más significativo. Las recaídas parecen más probables cuando este tipo de cogniciones no cambian. También pueden estar asociados con peores resultados del tratamiento, o su abandono, la presencia de depresión, déficit de habilidades sociales, bajas expectativas de mejora, tener fobia social generalizada (en lugar de circunscrita o específica), gravedad en el deterioro producido por el trastorno, presentar trastorno de personalidad por evitación, abuso o dependencia de alcohol y no cumplir con las tareas entre sesiones. Que se obtengan peores resultados del tratamiento no significa necesariamente que no se consiga la misma cantidad de cambio; el nivel de cambio puede ser similar, pero no así el estado final conseguido cuando ya se presenta un mayor deterioro en el pretratamiento.

      A veces, el programa de tratamiento psicológico puede aplicarse en grupo, en su integridad o parcialmente.

      El inicio de cualquier tratamiento requiere:

      -Una valoración diagnóstica precisa

      -Un conocimiento exhaustivo de los factores implicados en el origen y desarrollo del problema: antecedentes, factores desencadenasteis, factores predisposicionales, factores de mantenimiento, soluciones intentadas, etc.

      -Un conocimiento suficiente del paciente y sus circunstancias: grado de deterioro de la salud y el bienestar, incapacitación e interferencias en planes de acción o estatus significativos para la persona, recursos personales, atribución de capacidad y eficacia, rasgos destacados de la personalidad y del sistema de valores, estado emocional general, etc.

      -La formulación de un esquema explicativo que identifique las variables más relevantes del caso, las relaciones críticas entre ellas, y el proceso que han ido siguiendo a lo largo del tiempo.

      -El establecimiento de una relación adecuada entre el paciente y el especialista que les permita trabajar juntos de manera eficiente: reconocimiento mutua, comunicación eficaz, confidencialidad, seguimiento de prescripciones etc.

      -Finalmente, en función de todo lo anterior, el establecimiento de unos objetivos evaluables y unos medios convenientemente ordenados y secuenciasdos. Estos últimos, los medios y su despliegue, en función de la demanda formulada por el paciente, son los que constituyen el tratamiento propiamente dicho.


      La intervención terapéutica conjuga, normalmente, tratamientos específicos, en función del diagnóstico principal, con otros de carácter más general o contextual, en función de las características personales y circunstancias del paciente. Normalmente, las primeras intervenciones van encaminadas a reducir los síntomas de ansiedad y la incapacitación que producen. Posteriormente se analizan y tratan los factores que originan y/o mantienen la ansiedad y otras alteraciones que puedan acompañarla.

      Habitualmente, los tratamientos incluyen aspectos relacionados con la recuperación de la salud, si se ha pérdido, aspectos relacionados con la prevención , y aspectos relacionados con el desarrollo personal del paciente que de un modo u otro tienen que ver con lo que le pasa.

      Normalmente, al inicio del tratamiento, se acude a consulta una vez por semana. Cuando el tratamiento está mínimamente encauzado, se espacían las visitas, efectuándose habitualmente a razón de una visista cada 15 días.


      Tratamientos específicos de la fobia social

      Los tratamientos que han demostrado una mayor eficacia en el tratamiento específico de fobia social son los basados en procedimientos cognitivo-conductuales. He aquí una relación de algunas de las técnicas más utilizadas:

      • Información al paciente sobre la naturaleza de la ansiedad en general y de la fobia social en particular: explicación de los mecanismos y procesos básicos, relaciones entre pensamiento, emoción y acción.

      • Identificación y neutralización del procedimientos contraproducentes, utilizados por el paciente para regular su problema, pero que, en realidad, contribuyen, no a la solución, sino al mantenimiento del problema. Para más información sobre estos procedimientos puede consultarse el apartado Ir de mal en peor del menú de la izquierda.

      • Exposición y autoexposición a situaciones ansiogenas, ya sea en situaciones simuladas en tratamientos de grupo, o en situaciones reales, convenientemente elegidas y programadas. Reducción de las conductas defensivas y de seguridad.

      • Mejora de la autoestima y el autoconcepto. Establecimiento de metas realistas, refuerzo de los resultados positivos.Revisión de los mecanismos devaloración y de atribución de eficacia.

      • Regulación de los procesos anticipatorios y las expectativas "autocumplidadas"

      • Reestructuración cognitiva para controlar los pensamientos desadaptativos antes y después de la exposición. Identificar, analizar y cuestionar pensamientos problemáticos a través de ejercicios estructurados.

      • Desarrollo de habilidades sociales, entrenamiento asertivo, y control de la inhibición (recuperación de recursos de los que ya se dispone, pero que están bloqueados o inhibidos).

      • Entrenamiento en la concentración en el desarrollo y seguimiento de la tarea, no de los sintomas (sonrojo, temblor, etc).Control de la atención autoenfocada.

      • Medicación: Los medicamentos más utilizados son los los Inhibidores Selectivos de la Recaptación de la Serotonina (ISRS), que han de tomarse por periodos no inferiores a un año para alcanzar un mínimo de estabilidad en los resultados. En ocasiones se recurre a las benzodiacepinas, y más escepcionalmente a los IMAOS. El tratamiento farmacológico se ha de efectuar siempre bajo prescripción y conrol médico. Se considera, no obstante, que los tratamientos cognitivo-conductuales son la terapia a elegir en primer lugar: son tan efectivos o más que la medicación, se producen menos recaidas y efectos secundarios, y los resultados acabado el tratamiento son más estables. No es infrecuente la combinación de tratamientos psicológicos y farmacológicos.

      • Materieles de autoayuda, como complemento de la terapia, y soporte de las "tareas para casa”

      Estos son algunos de los recursos terapéuticos más conocidos y probados en el tratamiento de la fobia social. Se ha de tener en cuenta no obstante, que estos trastornos pueden venir asociados a otros problemas, que requieren también un abordaje, en el contexto de un tratamiento integrado y convenientemente articulado. El tratamiento, en rigor, no lo es de la fobia social, sino de la persona que lo padece, en ralación, naturalmente, con la demanda que efectúa.

      Los tratamientos suelen desarrollarse individualmente, al menos en una primera fase, si bien los tratamientos grupales son particularmente útiles en el abordage de la fobia social. . La duración de los tratamientos oscila normalmente entre seis meses y un año, si bien en algunos casos pueden ser más largos.

      Bibliografía

      Caballo, V.E (2008) Manual de técnicas de terapia y modificación de conducta, Madrid, Siglo Veintiuno de España Editores.

      Gorman, J.M, Nathan, P.E, Salkind, N.J (2002). Tratamientos de trastornos mentales, una guía de tratamientos que funcionan.Madrid, Alianza Ensayo.

      Tratamiento de los Trastornos Fóbicos


      Los trastornos fóbicos se definen como el miedo persistente e irracional a un objeto, actividad o situación específica, lo que motiva a un deseo compulsivo de evitar el objeto, la actividad o la situación temida.

      La conducta de miedo o evitación tiene que ser una fuente significativa de malestar para el individuo y que interfiera en su forma de vivir, para que se considere un trastorno fóbico.

      Hay tres tipos de fobias: agorafobias, fobias específicas y fobias sociales.

      La agorafobia es el miedo a ver solo en un lugar o una situación en la que el afectado piensa que no hay salida o está nos es difícil. La fobias específicas son las que se centran en determinados objetos o en situaciones concretas, como la claustrofobia o la acrofobia. Las fobias específicas recibían el nombre de fobias simples y existen cinco subtipos:

      • animales, como puede ser miedo a los perros o arañas.

      • Natural-entorno, como miedo a los espacios abiertos.

      • Sangre-inyección, o miedo a las inyecciones

      • situacional, como el miedo a conducir un coche

      • otras, que incluyen las no especificadas en las cuatro clases anteriores (como el miedo a vomitarse o atragantarse).

      La fobia social (denominado también trastorno de ansiedad social) es el miedo a verse en una situación en la que los demás le observan a uno, con el resultado de sentirse avergonzado o humillado. Debido a este temor, a las personas afectadas por este tipo de fobia les resulta imposible realizar las tareas sociales más sencillas como puede ser hablar a un grupo reducido de personas.

      En la aparición y duración de una fobia pueden intervenir diversos factores como son edad, sexo y el tipo de reacción al objeto o situación. Por ejemplo, el promedio de edad de la aparición de las fobias a animales, a sangre, a las tormentas y al agua tienden a situarse al principio de la niñez.

      Cuando surge el objeto o la situación que provoca la fobia, la reacción es severa. Éstas son algunas de las características de la fobia:

      • El individuo entiende que su miedo es irracional y totalmente desproporcionado respecto a una posible amenaza a su seguridad o bienestar.

      • Las reacciones físicas pueden ser palpitaciones, respiración entrecortada, miedo, sudoración y necesidad de rehuir de la situación o apartarse del objeto.

      • El individuo siente un pánico persistente e irracional cuando se encuentra con el objeto o situación.

      • La reacción no es voluntaria sino automática.

      • La persona evita el objeto o la situación que provoca la fobia. Dado que el objeto o la situación, por sí misma, no suponen ninguna amenaza, es fácil comprender hasta qué extremo puede ser agotadora la reacción de una fobia.

      Aproximadamente el 11 por cierto de la población general padece una fobia concreta durante su vida. En las mujeres existe una tasa de incidencia de por vida aproximadamente del 15 por ciento en contraste con el 7 por ciento en los hombres. El promedio de edad de presentación de una fobia se sitúa entre los quince y los veinte años.

      Se cree que la fobia social es el trastorno de ansiedad de mayor incidencia, co un 13,3 por ciento aproximado en algún momento de su vida y un 8 por ciento en un año determinado en la población general. La fobia social es, además, el tercer trastorno mental en orden de incidencia después del de depresión grave y la dependencia del alcohol.

      El tratamiento más eficaz para la fobias específicas son las estrategias basadas en la exposición sobre todo en vivo (exposición en la vida real). La hipótesis subyacente a la terapia de exposición es que el paciente se enfrente a su miedo y llegue a adaptarse a él. En la desensibilización, el terapeuta presenta gradualmente y con cuidado un objeto o una situación al paciente. Aparte de la desensibilización se puede recurrir a la implosión exponiendo directamente e indirectamente al paciente a la situación o al objeto temidos y sometiéndole sin tregua a la exposición hasta que disminuya su ansiedad.

      Los factores que diferencian a los tratamientos de la exposición in vivo son la duración y la frecuencia de sesiones, el grado de implicación del terapeuta y el empleo de elementos terapéuticos complementarios. En general, parece ser que las sesiones intensas (como puede ser una sesión prolongada) dan el mejor resultado clínico. En un estudio en el que se aplicó una sola sesión de tres horas se obtuvo un 90 por ciento de notable mejoría o recuperación en personas con fobias animales o a las inyecciones. Además cuanto más se implica el terapeuta, más probabilidades existen de contrarrestar la fobia. Los pacientes que siguieron la terapia con presencia del terapeuta, en contraste con la terapia de exposición auto-aplicada, obtuvieron un índice de mejoría mucho más elevado que los que no contaron con la ayuda de un terapeuta (71 por ciento contra el 6 por ciento).

      Los métodos más utilizados en el tratamiento de las fobias sociales son el entrenamiento en habilidades sociales, las técnicas de relajación y los métodos basados en la exposición (como los empleados en la fobias específicas), todos ellos aplicados en conjunción con terapia cognitivo-conductual.

      • El fundamento del entrenamiento en habilidades sociales es que las personas con fobias sociales son deficientes en sus habilidades sociales verbales y no verbales, pero existe tan poca investigación sistemática sobre eficacia de este tratamiento que no podemos afirmas si da buenos resultados.

      • El entrenamiento en relajación tiene por objeto reducir es estado de excitación que experimenta quien padece una fobia social, pero también en este caso existe poca investigación que permita aseverar si es una estrategia eficaz para tratar fobias sociales.

      • El método baso en exposición y terapia cognitiva parece ser una excelente y eficaz combinación en el tratamiento de fobias sociales. Mediante él el paciente se enfrenta a la situación que le atemoriza hasta que su ansiedad disminuye gradualmente. Las sesiones de exposición se llevan a cabo in vivo haciendo frente al episodio que causa la fobia. El factor cognitivo del tratamiento se focaliza sobre el papel de la evaluación negativa (la tensión o la reconstrucción del entorno, según las necesidades del paciente). Se ha demostrado que esta combinación de exposición y terapia cognitiva es superior a cualquier otro tratamiento psicosocial.

      Las fobias sociales se han tratado eficazmente con medicación, aunque es evidente que se requiere aún más investigación para consolidar la confianza en este enfoque.

      • Los inhibidores de la monoaminoxidasa, como al fenelizina (Nardil/ no se comercializa en España), son eficaces en el tratamiento de las fobias sociales, pero presentan notables efectos secundarios como hipertensión, aumento de peso, insomnio y disfunsión sexual.

      • Los betabloqueantes se han utilizado pero no se ha demostrado que sean eficaces.

      • Los benodiacepinas, como el clonazepam (Klonopin/Rivotril), son eficaces para reducir la ansiedad social, la insensibilidad interpersonal y el nivel general de discapacidad. No obstante, téngase en cuenta que este tipo de fármacos puede causar adicción y problemas para suspenderlos.

      • Los inhibidores selectivos de recaptación de serotonina, como la paroxetina (Paxil/Seroxat, Frosinor, Casbol), son útiles en el tratamiento de fobias sociales a juzgar por los resultados de ensayos bien controlados y bien diseñados.

      Actualmente también se han puesto en práctica nuevas formas de tratamiento como es la realidad virtual, la cual, intenta imitar la exposición in vivo. Tiene las ventajas de ser un ambiente mucho más controlado, no obstante, también ahí está su mayor defecto, pues no sustituye al exposición in vivo, por no hablar de su alto precio.

      Todavía queda mucho camino por recorrer en lo que a fobias se refiere, ya sea por parte de los orígenes o su tratamiento.

      Bibliografía

      Gorman, J.M, Nathan, P.E, Salkind, N.J (2002). Tratamientos de trastornos mentales, una guía de tratamientos que funcionan.Madrid, Alianza Ensayo.

      Abuso de Sustancias, Alcoholismo


      Los trastrornos por abusos de sustancias se caracterizan por el uso compulsivo de una sustancia que interfiere en las actividades normales y ejerce un efecto nocivo sobre el organismo o en la calidad de vida del que lo consume. Un trastorno por abuso de sustancias presenta una (o varias) de las siguientes cuatro características en el plazo de un año:

      • Uso de las sustancias en un entorno en circunstancias en que es físicamente peligroso, como beber alcohol y conducir.

      • Problemas sociales o interpersonales como son conflictos conyugales o preocupaciones parentales.

      • Problemas de estudio o trabajo relacionados con el abuso de sustancias, como son la ausencias, suspenciones e imcumplimientos de tareas.

      • Actividad ilegal relacionada con toxicomanías como puede ser traficar con drogas o beber alcohol sin tener edad.

      Los trastornos por abuso de sustancias afectan a casi todos los sectores sociales y constituyen globalmente uno de los trastornos mentales más comunes. En los estudios sobre familias se ha registrado una tasa de prevalencia (en cualquier momento de la vida de la persona) entre el 15 y el 18 por cierto y una tasa de incidencia en sesis meses (en los últimos seis meses) entre el 6 y el 7 por ciento. Estos índices no incluyen la adicción a la nicotina, uno de los trastornos más cómunes y difíciles de tratar. La adicción nicotínica es muy corriente, uno de cada cinco adultos es fumador.

      El tratamiento exitoso del abuso de sustancias procura capacidad para desempeñar bien el papel social y su objetivo es la abstinencia total, que no se logra muchas veces, pero sí una disminución importante del consumo de manera que el individuo pueda asumir su papel social con resultados positivos.

      Muchas de las adicciones implican procesos químicos y biológicos complejos y, en consecuencia, el desarrollo de medicaciones especiales para tratar los diversos trastornos adictivos. Sin embargo, aunque a veces la medicación es el tratamiento de elección, es también muy importante identificar y tratar los factores sociales y psicológicos vinculados a las adicciones. Casi todos los estudios sobre adicción en alhuna sustancia muestran que los tratamientos psicosociales medianye grupos de apoyo, la intervención familiar y los amigos, asociaciones como Alcohólicos Anónimos y terapia cognitivo-conductual dan buen resultado. De hecho, los programas como el de Alcoholicos Anónimos son tan eficaces, si no más, que cualquier medicación para el alcoholismo.

      El tratamiento del síndrome de abstinencia de alcohol, tras desintoxicación suele consistir en una pauta de clordiazepóxido (Librium/Huberplex) o de diazepam (Valium) y un polivitamínimo. Se prescriben estas medicaciones para el control de la ansiedad y el nerviosismo característicos de las primeras fases de abstinencia. En cuanto al tratamiento de alcoholismo, se emplean cuatro clases de medicación, incluidos fármacos interdictores, antidepresivos serotonérgicos, ansiolíticos y fármacos que bloquean los efectos refuerzo del alcohol llamados antagonistas opiáceos.

      Las medicaciones interdictoras provocan una reacción desagradable al ingerir alcohol y por ello actúan como revulsivo a su consumo. El disulfiram (Atabuse o Temposil/ Anatabuse o Colme) inhibe la formación de determinadas sustancias químicas que permiten la metabolización de alcohol, y se puede tomar por vía oral p ser implantado. De este modo, al beber alcohol se produce una reacción tóxica, la piel del paciente se colorea (con un tono morado) y ñeste se siente muy mal y llega hasta vomitar en ocasiones durante treinta o sesenta minutos. En el tratamiento, este fármaco se debe administrar un día después del último consumo de alcohol como mínimo y el paciente debe adoptar ciertas precauciones. Por ejemplo, la ingesta de ciertos alimentos, incluidos los elixires bucales, salsa con vino y vinagres pueden desencadenar una reacción del mismo modo que la inhalación de vapores de determinadas lociones para después del afeitado. Si el empleo de disulfiram está indicado en ciertos pacientes, como son los que están muy motivados para dejar de fumar, no existen pruebas for,es de que sea eficaz a largo plazo. De hecho, en varios ensayos con disulfiran se ha mostrado que no es más eficaz que los placebos.

      Los antidepresivos serotonérgicos desempeñan un importante papel en las regulación del ánimo e influyen en el desarrollo y mantenimiento de los trastornos por abuso de alcohol. Además, en algunos ensayos se ha demostrado que hasta un 30 por ciento de pacientes adicyos al alcohol padecen mayor depresión tras el período de desintoxicación. El empleo de antidepresivos como la fluoxetina (Prozac) y el ansiolítico buspirona (BuSpar) procuran un breve lapso de reducción del consumo de alcohol en bebedores importantes. Otros tipos de antidepresivos, incluidos los antidepresivos tricíclicos como la amitriptilina (Elavil/Tryptizol) resultan eficaces, sobre todo en alcoholicos graves.

      Los farmácos como el acamprosato (Compral) reducen la ansiedad asociada a la abstienencia y su mantenimiento, en particular durante la redicidivas una vez efectuada la desintoxicación. En varios estudios se ha demostrado sus efectos beneficiosos.

      Finalmente, los antagonistas opiáceos como la naltrexona (ReVia) aprobado por la FDA bloquean parcialmente el efecto placentero del alcohol y reducen el deseo de consumir vinculado a la abstinencia.

      Hay una amplia colección de estudios en los qie se ha explorado el tratamiento psicológico de la dependencia del alcohol quizá porque el alcoholismo y la dependencia constituyen un problema generalizado. En Estados Unidos más de diesiocho millones de persnas son alcoholdependientes aproximadamente un 20 por ciento de la población padece un problema alcohólico en un momento u otro. Aunque muchhos de estos pacientes son hombres, el número de muejeres dependiente del alcohol a aumentado en los últimos treinta años, probablemente por el cambio de costumbres sociales y la mayor igualdad social del hombre y la mujer. La dependencia del alcohol causa anualmente 200.000 muertes imputables directa o indirectamente a la intoxicación etílica y tasas aún más altas de accidentes y lesiones. El coste de este consumo excesivo es superior a los 135.000 millones de dólares al año -en pérdida de jordanadas laborales, enfermedades, gastos sanitarios, tratamientos-, lo que justifica el análisis pormenorizado de los gastos de programas de investigación.

      Una de las modalidades más prometedoras de terapia psicológicas para el trastorno de dependencia del alcohol es la terapia cognitivo-conductual que en términos generales consta de entrenamiento en habilidades sociales, refuerzo en la cominidad y terapia conductal de pareja. El enfoque principal de las terapias cognitivo-conductuales se dirige a potenciar las habilidades del paciente para enfrentarse a los acontecimientos de la vida diaria (incluida la posible recidiva) y a mejorar la interrelación entre sus habilidades y su entorno.

      Alcohólicos Anónimos ha resultado un programa beneficioso muy difundido en el tratamiento del alcoholismo sobre la base de “el compañero entre hombres y mujeres que comparten su experiencia, voluntad y esperanzas con posibilidades de resolver su problema y ayudar a otros a recuperarse del alcohólismo”. Es el más conocido de todos los grupos de autoayuda y, aunque no está diseñado con arreglo a una serie de daros documentados o enfoques teóricos, en la práctica (apoyo de grupo, autonomía y autogestión) contiene elementos que la mayoría de los especialistas consideran importantes y útiles. La eficacia de Alcohólicos Anónimos se ha evaluado cada tres años a partir de 1968 registrándo un éxito e aumento.

      El entrenamiento en habilidades sociales y el refuerzo comunitario han sido particularmente eficaces en la dependencia del alcohol y han dado resultados positivos notables. El entrenamiento en habilidades sociales se centra en el desarrollo de la asertividad y las habilidades de comunicación; los pacientes orientados por profesionales aprenden a iniciar interacciones sociales , a expresar sus ideas y sentimientos y a reaccionar adecuadamente ante las críticas de los demás. El programa trata de enseñar a los pacientes a enfrentrarse con eficacia a las dificultades cotidianas en el hogar, la escuela y el trabajo.

      El enfoque de refuerzo comunitario consistía en origen en intervenciones para ayudar a la familia y prestar asistencia a los problemas jurídicos de índole laboral, con acceso a lugares de reunión para que los pacientes se relacionaran en un ambiente en el que no hubiera alcohol. Posteriormente se abandonó la idea del club y se instituyó un sistema de ayuda mutua con asesoramiento de grupo. En el transcurso de los años se han añadido más elementos (como el empleo de medicación), pero el principio del programa son múltiples formas de ayuda al paciente por parte de la comunidad, después de la desintoxicación y duante la larga y a veces difícil vuelta a la “normalidad”.

      La terapia conductual de pareja es un enfoque psicológico también de probada eficacia. Después de evaluar la dependencia del alcohol del paciente y sus relaciones conyugales se determinan las intervenciones dirigidas a mejorar las relaciones y a resolver conflictos y problemas.

      Se han identificado varios factores primordiales en el éxito de los programas de tratamiento del abuso de alcohol.

      La características del terapeuta ejercen un notable efecto en los resultados del tratamiento y existe cierta evidencia de que existen diferencias sustanciales entre terapeutas. En general, los terapeutas con más habilidades interpersonales, menos proclives a la confrontación y más empáticos obtinen mejores resultados que sus homologos sin estas características. Aunque la cualidad de las habilidades interpersonales no es fácil de juzgar objetivamente, al paciente no le resulta tan difícil hacer un juicio sobre el enfoque en términos generales de un determinado terapeuta y de si se ajusta a sus expectativas para su problemática en ese momento.

      Otro factor es la duración del tratamiento. Está comprado que es mejor algo de tratamiento que nada, pero también parece ser que un tratamiento corto puede ser tan eficaz como uno prolongado. De hecho, la invidencia de la eficacia del tratamiento corto económico está bien fundamentada. Las siglas FRAMES resumen los seis elementos principales de los tratamientos eficaces: feedback respecto al riesgo personal, la importancia de la responsabilidad personal, asesoramiento claro sobre el modo de cambiar, un menú de alternativas a considerar para el cambio, empatía por parte del terapeuta o del equipo terapéutico y autoeficacia u optimismo.

      Bibliografía

      Gorman, J.M, Nathan, P.E, Salkind, N.J (2002). Tratamientos de trastornos mentales, una guía de tratamientos que funcionan. Madrid, Alianza Ensayo.


      Psicoterapia Breve, una alternativa


      El individuo, en los tiempos que corren, se ve inmerso en un ritmo acelerado caracterizado por cambios constantes, conviviendo con la pérdida del trabajo, aumento de los índices de pobreza, lo que repercute en la falta de valores, siendo propensa la persona a caer en problemas de pareja o conflictos familiares, adicciones, alto nivel de estrés, problemas para conciliar el sueño, trastornos psicosomáticos, fobias e innumerables problemáticas psicológicas que demandan respuestas y decisiones adecuadas mediante soluciones rápidas. Ante este panorama la Terapia Breve resulta una opción efectiva y útil para paliar la angustia y ansiedad concomitante a tantas dificultades.

      En términos generales se dice que la Terapia Breve nace en Estados Unidos, en la década del 50, precisamente en Palo Alto, California. Específicamente sus orígenes, que y sirven para comprenderla son:

      • El enfoque sistémico: Perspectiva que contempla al sujeto inmerso en un contexto de sistemas del cual él forma parte, se estudia la relación que el individuo vive consigo mismo, con los demás y con el mundo.

      • La teoría cibernética que desecha el concepto de "causalidad lineal", transponiendo el de "causalidad circular", constructo que defiende que cada suceso influye sobre otro suceso y a su vez queda influido por él, a diferencia de la causalidad lineal (causa-efecto) que no consideraba el efecto de feedback o retroalimentación.

      • La epistemología constructivista que supone que no existe una única realidad porque la realidad cambia según la óptica que escojamos para observarla.

      • Las investigaciones sobre el lenguaje persuasivo de Milton Erickson y los principios teórico aplicados de la comunicación desarrollados por Watzlawick, Weakland, Fisch, Jackson en el Mental Research Institute de Palo Alto, California.

      La Terapia Breve busca solucionar los problemas del modo más rápido, eficaz y menos tensa posible. Mediante este abordaje, el terapeuta ataca la problemática que precisa el paciente como causante de la conflictiva que vivencia actualmente. Oponiéndose al Psicoanálisis tradicional que se basa en el pasado, la Terapia Breve acude al mismo cuando la persona que consulta lleva a sesión cuestiones pretéritas porque las considera importantes para solucionar su padecimiento presente y cuando el terapeuta considere necesario obtener recursos auxiliares y convenientes con el fin de aumentar el espectro de factibles soluciones al problema planteado.

      El hecho de que la Terapia Breve implique tratamientos más cortos respecto a otras psicoterapias no significa que el trabajo terapéutico sea simple y fácil. Más que el número de sesiones, lo que define la Terapia Breve es la actitud de tiempo limitado por parte del terapeuta y del paciente. La idea es involucrar al consultante de manera que coopere con el fin de que el proceso sea lo mas eficaz y rápido posible. El eje de esta psicoterapia es un propósito definido que se sostiene centrando en la meta a ambos actores. Se define por un acuerdo recíproco y sirve una brújula para que la terapia no se centre en la superficie o se prolongue excesivamente buceando en las profundidades. El foco de la terapia también es ventajoso para apreciar los logros obtenidos y para determinar adecuadamente el momento de finalización del proceso terapéutico, una vez conseguidos los objetivos previstos.

      Su primordial orientación involucra dejar de lado el pensamiento lineal causa-efecto para centrarse en el "cómo pasa" y "sigue pasando" el conflicto (en lugar del origen o motivo). La "causalidad circular", es decir, la interrelación e influencia recíproca entre los miembros del sistema, convierte al proceso terapéutico en un esquema completamente interactivo, en el que se complementan ambos partícipes expertos: el experto en técnicas de Terapia Breve, es decir, el terapeuta y el paciente, experto en su conflictiva. El esquema interactivo implica contemplar siempre cómo se relaciona el consultante consigo mismo, con los demás y con el mundo.Contrariamente a lo que sucede en el marco de otras teorías psicológicas, un terapeuta breve no emplea ni ejecuta ningún prejuicio sobre la definición referente a la "normalidad" o "patología" psíquica del paciente, sino que se detiene en las conductas o modos de vincularse con su propia realidad que son funcionales y eficaces o disfuncionales y fallidos. Así, el objetivo terapéutico se centrará en modificar esos comportamientos o esa forma de relacionarse con su realidad subjetiva que resulta disfuncional para la persona, siendo en el fondo la causa que la lleva a solicitar asistencia psicológica.

      La Terapia Breve es un abordaje terapéutico breve que se ocupa por un lado de suprimir la sintomatología o la conducta que ha hecho que la persona acuda a consulta y por otro lado pretende crear un cambio en la manera que este individuo edifica su particular realidad personal e interpersonal. En la Terapia Breve el diagnóstico se realiza teniendo en cuenta el sistema perceptivo-reactivo individual, cuestión que implica que la realidad no es percibida de la misma forma por todas las personas ni se reacciona ante ella de un modo análogo. Cada individuo presenta su peculiar modo de percibir las cosas y sucesos, y esta sensación particular se construye en función a lo que cada uno siente y cree. Por ende, el procedimiento que impulsará a lograr cambios será una intervención terapéutica que suscite experiencias perceptivas específicas que ubiquen al individuo en un lugar desde el que pueda sentir algo diferente respecto a la realidad que debe cambiar. Cuando la persona registre y entienda la realidad bajo una modalidad distinta a cómo la venía percibiendo se darán, inevitablemente, cambios en la esfera emocional y en el campo conductual.

      El problema que se padece va cambiando a lo largo del paso del tiempo, es así como en cierto momento vital el problema puede ser muy diferente al conflicto primordial. Además el hecho de entender el origen del padecimiento no implica que se esté en condiciones de resolverlo. En cuanto a la forma de solucionar las dificultades primero se debe considerar que no existe una relación lineal entre la forma en que un problema se crea y cómo el mismo persevera, y, sobre todo no hay un nexo lógico entre cómo el problema se crea y la manera en que puede superarse.

      Debido a los conceptos descriptos anteriormente, en la Terapia Breve el estudio no se concentra en el "por qué" se creó la problemática, sino en "cómo" está funcionando actualmente y lo que ha hecho hasta el momento el individuo para sobreponerse a la misma. Es obvio que si una solución es eficaz el problema se resuelve en un tiempo no muy extenso, es en ese punto cuando se deben considerar y analizar los medios que está utilizando el individuo, infiriéndose que a pesar de aparecer como pertinentes no permiten solucionar el conflicto; por lo tanto el terapeuta se centrará en cambiar o bloquear las soluciones empleadas que no operan óptimamente apuntando a detener el círculo vicioso que nutre la continuidad del problema. Cuando se interrumpe el círculo vicioso se quiebra el equilibrio que lo sostenía, surgiendo indefectiblemente la expresa de imperiosidad de establecer una nueva ecuanimidad basada en las nuevas percepciones que el paciente tiene de la realidad.En otras palabras, el objetivo de la Terapia Breve es ayudar al consultante a superar sus propios patrones problemáticos mediante nuevas experiencias y formas de concebir la vida, cambiando así patrones y esquemas de convicciones. Este abordaje impulsa un marcado despliegue individual al liberar las aptitudes que hasta entonces permanecían ligadas a los conflictos, llegando a un adecuado y satisfactorio desenvolvimiento de la personalidad que permite gozar la vida positiva y razonablemente. Es por esto que este abordaje terapéutico plantea que el individuo posee sus propios recursos para resolver su problema.

      Esta intervención terapéutica es ágil, dinámica, la relación con el paciente se da cara a cara, exigiendo del profesional un papel más activo, incluyendo una postura de atención selectiva y de directividad.

      No debe entenderse que los cambios son la consecuencia de las normas que el profesional le da al consultante, sino que tales logros son producto de develamientos a los que se arriba de manera simultánea luego de un diálogo inteligentemente estructurado para este propósito. A partir del primer encuentro el diálogo constituye la herramienta terapéutica, tornándose los interrogantes estratégicos en el medio que conduce al paciente a “sentir” las cosas y los hechos de un modo diferente y, consecuentemente a cambiar reacciones, revelando recursos que se encontraban obturados por la manera de percibir pretérita, inflexible y patógenas en muchas situaciones. La habilidad persuasiva implica una sucesión de preguntas que, como un embudo, logran que el paciente se acerque mediante sus respuestas al punto determinante de sus creencias precedentes; llegado este momento clave la persona siente la obligación de cambiarlas, gracias a las nuevas percepciones despejadas en el marco del diálogo, sustituyéndolas por nuevas certidumbres más adaptativas.

      Puede decirse que un tratamiento breve es eficaz cuando la reducción de la sintomatología o los cambios se advierten a partir de las primeras sesiones, producidos a partir de la intervención terapéutica, los que se manifiestan como profundos y permanentes. El trabajo terapéutico breve se centra en el problema que trae el paciente, no siendo necesario analizar otros aspectos de su persona que no se hallen vinculados directamente con el motivo de consulta.

      El aspecto central de la Psicoterapia Breve Estratégica es el cambio, la forma en que el mismo se va gestando y cómo se promueve; además se pueden enumerar determinadas condiciones:

      • Apunta al “aquí y ahora” y no al “allá y entonces”.

      • Se trata de un abordaje focalizado, centrado en el problema y la búsqueda de soluciones conel fin de calmar las quejas y lamentos q ue presenta el paciente.

      • Postula que para resolver problemas no es un requisito el hecho de hacer conciente su origen y naturaleza.

      • El proceso terapéutico es muy personal, cada persona define los objetivos de su terapia y los pauta con el profesional.

      • Afortunadamente el cambio es posible, además de constante e inevitable. Al lograr un pequeño cambio positivo la persona confía en que podrá abordar nuevos logros; así el terapeuta debe identificar el cambio permanentemente.

      • Todo individuo dispone de recursos y habilidades para superar sus dificultades y resolver sus problemas, siendo el profesional quien debe acceder a esas capacidades para lograr que sean utilizadas por quien acude a consulta.

      • La tendencia a “etiquetar” un conflicto puede cristalizarlo y tornarlo crónico.

      • No hay una sola manera correcta y efectiva de considerar una situación; distintas miradas pueden ser igualmente legítimas.