Parece como si fuese ayer, parece que en todo este tiempo que llevo enamorado no he hecho otra que enamorarme cada día más...y cuando menos te lo esperas, todo ha pasado como un cometa fugaz, se escapa entre lo dedos cual gota de agua. Entonces dices parece que ya se acabo, todo terminó, así de sencillo y sin ninguna complicación, ya no te quiero más.
Pero esto no ha sido fácil ni mucho menos, tu veneno que inoculado tenía en mis venas ha encontrado su antídoto. Un antídoto que mucho tiempo he tardado en encontrar, un antídoto que no mata y envenena. Tu veneno ha sido reemplazado por otro.
Todavía no he contado esta breve historia. Como se suele decir, el antídoto no lo buscas, sino que llega, pero para que llegue y te toque debes dejar una puerta abierta, la puerta del corazón siempre debe guardar una esperanza y no rendirse ante las tormentas.
Sin querer y casi por casualidad he conocí este antídoto, una persona que arranca una sonrisa en estos tiempos tan difíciles. Su formula no tendrá mas que amistad y alguna mirada cómplice, puede que a hurtadillas me mire mientras yo hago que no veo nada o simplemente será lo que uno quiere ver, porque siempre ves lo que quieres ver.
Y sin embargo aún sabiendo lo que me espera, aún sabiendo lo que hay…este nuevo veneno recorre las venas con la rapidez del rayo, llegando al corazón y haciendo que explote con el simple encontronazo o simplemente hace que miles de voltios recorran mi piel produciendo un cortocircuito entre mi mente y mi cuerpo.
Pero hablando con la voz de la experiencia, y separando las emociones de la razón, no veo problema ninguno para enamorarse de nuevo. Porque los que se enamoran de nuevo, dejan una oportunidad al amor, son los valientes, los que nunca se rinde y siguen adelante ante las dificultades. Porque el amor es un mar en tormenta donde hay que saber navegar y no dejar que las olas te derriben.
Por esta razón animó a los enamorados a que sigan amando y a los que han perdido la esperanza que la recuperen.
Pero esto no ha sido fácil ni mucho menos, tu veneno que inoculado tenía en mis venas ha encontrado su antídoto. Un antídoto que mucho tiempo he tardado en encontrar, un antídoto que no mata y envenena. Tu veneno ha sido reemplazado por otro.
Todavía no he contado esta breve historia. Como se suele decir, el antídoto no lo buscas, sino que llega, pero para que llegue y te toque debes dejar una puerta abierta, la puerta del corazón siempre debe guardar una esperanza y no rendirse ante las tormentas.
Sin querer y casi por casualidad he conocí este antídoto, una persona que arranca una sonrisa en estos tiempos tan difíciles. Su formula no tendrá mas que amistad y alguna mirada cómplice, puede que a hurtadillas me mire mientras yo hago que no veo nada o simplemente será lo que uno quiere ver, porque siempre ves lo que quieres ver.
Y sin embargo aún sabiendo lo que me espera, aún sabiendo lo que hay…este nuevo veneno recorre las venas con la rapidez del rayo, llegando al corazón y haciendo que explote con el simple encontronazo o simplemente hace que miles de voltios recorran mi piel produciendo un cortocircuito entre mi mente y mi cuerpo.
Pero hablando con la voz de la experiencia, y separando las emociones de la razón, no veo problema ninguno para enamorarse de nuevo. Porque los que se enamoran de nuevo, dejan una oportunidad al amor, son los valientes, los que nunca se rinde y siguen adelante ante las dificultades. Porque el amor es un mar en tormenta donde hay que saber navegar y no dejar que las olas te derriben.
Por esta razón animó a los enamorados a que sigan amando y a los que han perdido la esperanza que la recuperen.
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