Frases Anónimas

En Este Mundo No Existe Ninguna Verdad Absoluta, Sin Embargo , Esto Es Algo Absolutamente Verdadero.

Que díficil es amar cuando tanto amamos y en la persona que pensamos ni en su pensamiento estamos.

Lo malo de la ignorancia es que va adquiriendo confianza a medida que se prolonga.

No és fuerte áquel quién nunca cae, sino aquel quien al caer tiene la suficiente fuerza cómo para volver a levantarse.

Siempre hay quién anda en busca de un buen amigo, pero són pocos los que procuran serlo.

Enuncia tu verdad de manera clara y serena y escucha a los demás, incluso al que crees torpe e ignorante ya que también ellos tienen su historia.

Lo contrario del amor no es el odio, sino la indiferencia.

Un amigo es alguien que lo conoce todo de ti, y sin embargo... te aprecia.

No se trata de añadir años a la vida, sino de dar vida a los años.

Lo malo de ser puntual es que llega uno a un lugar y no hay nadie allí para apreciarlo.

Ama la verdad, pero perdona el error.


martes, 5 de agosto de 2008

Fuentes y métodos para la historia del aula


Resumen

Se conoce muy poco los procesos de enseñanza y educación ocurridos en el denominado “dominio de la tiza”. Es evidente que esa “historia del aula” debería ocupar un papel más central en diferentes contextos sociohistóricos dedicando una disciplina al estudio de la historia del aula.
En los años 60 y 70 se produce un cambio enfocado hacia una historia social. Esto estuvo relacionado con la manera en la que los educadores entendieron el macro y meso-niveles del campo educativo. Y de este modo se centraron en los procesos de cambio legislativo por ejemplo.
Por esta razón decidimos analizar el aula en Bélgica, desde el punto de vista metodológico no fue fácil. Para comprender el funcionamiento del aula nos centramos en tres etapas: 1880, 1930 y 1960. Para ello nos servimos de diferentes materiales como periódicos pedagógicos principalmente. La cuestión clave fueron las preguntas con las que se aborda “la materia prima tradicional”.
Otro de lo problemas que encontramos fue que los historiadores tienen que trabajar con una materia que suele carecer de relevancia para la gente.
Nuestro debate se centra en:


  • Marco teórico que subyace de fuentes y métodos.

  • Material utilizado: Materia visual y libros de texto.

Como ya hemos dicho la historia del aula ha sido un terreno inexplorado, por lo que respecta a su teoría más o menos en pañales. Como ha precisado Tenorth (1996-2001), la traslación de la teoría desde la corriente principal de la historia fue un factor que contribuyó a la prosperidad del campo en décadas recientes, pero ahora las desventajas de la circulación teórica unidireccional se están sintiendo cada vez más intensamente.
A diferencia de un etnólogo un historiador que se base puramente en la observación tendrá que conformarse con una información menos delicada y detallada.
Podemos intentar reconciliar ambas metodologías pero debido a la escasez de datos que proporcionan información sobre la interacción humana específica, los argumentos vienen a ser un tanto “académicos”. Pero esta reconciliación es algo imposible debido a la consistencia entre las “series de datos” de las dos aproximaciones es tan grande, que no se trata de una simple “cuestión de gradación”.
Los partidarios de la Observación de un agente externo nos quieren hacer creer que un etnógrafo que se vale de un informe esta en las mismas situación que un historiador que utiliza como tal el informe directo de un testigo presencial.
Y su problema principal (método de observación) es que está destinada a documentar el progreso constante de la educación, se podría intentar complementarla buscando otros testimonios pero nunca son suficientemente numerosos o detallados para justificar un método basado únicamente en la observación. En el método en el que un observador externo examina la realidad aumentan las preguntas.
En las ciencias educativas hay una discusión entre:



  • Percepción de los alumnos y profesores.

  • Percepción de un observador externo.

Los que anteponen las percepciones de los profesores y alumnos en el aula navegan bajo la bandera de los “estudios del clima”. Unos lo tachan de impreciso; lo consideran tan omnicomprensivo que carece de sentido. Los críticos lo han descrito como una “metáfora anticuada” y proponen que sea abandonado de inmediato. Otros autores consideran que no solo tiene un valor analítico añadido sino que es de hecho el aspecto más crucial de la investigación del aula.
La investigación del clima escolar se basa por completo en imprecisiones y cuestionarios detallados presentados a los alumnos y profesores y después procesados estadísticamente y los documentos subjetivos tampoco dan consistencia al tema.
Finkelstein (1989) toca este problema para los informes de observadores externos: pueden proporcionar variedad de formas de actuación en la vida del aula pero no de su frecuencia. Los testimonios de historia oral y los documentos subjetivos plantean otros problemas, por lo menos cuando se usan de manera ingenua como puede ser:



  • Proyectar la “voz”, de los participantes, de la gente “débil” que fue silenciada por el poder. Al parecer la gente débil dice siempre la verdad y cuando mienten dicen su verdad.

  • El etnólogo podría falsificar de alguna manera las declaraciones del profesor mediante la observación.

Podemos añadir solidez a esta propuesta a través de la discusión de la ya “clásica” contribución de Larry Cuban a la historia del aula. Este estudio excluye las descripciones del clima emocional en el aula y las relaciones informales entre los profesores y los estudiantes. Por consiguiente, la lista de preguntas de Cuban está dirigida solamente a lo que es visible o, por lo menos, perceptible a los sentidos.
Un etnólogo puede contar palabras todo el día y volver a casa con la sensación agradable de que tiene datos exactos en su cartera, lo que no deja de tener su valor. En la investigación histórica, sin embargo, el “índice de intervenciones del profesor” es una especulación. La separación en tres categorías- alumno-centrado, profesor-centrado e híbrido- es en sí misma dudosa. Lo que Cuban llama un híbrido no es en realidad, es realmente una y la misma figura. La combinación de los dos papeles no es una forma mixta de a y de b en el itinerario desde a hasta b. Esta es simplemente la imagen tradicional del profesor en los periódicos profesionales. El profesor tiene que dirigir a sus alumnos para grabar más profundamente el conocimiento del que él es la única fuente. Deja descubrir al niño, de modo que el conocimiento que éste encuentra (y se establece de antemano) penetre más profundamente.
Para perfilar todo esto, los términos centrales de Cuban de “niño-descentrado” y “profesor- descentrado no sirven de ayuda. De hecho, son completamente inútiles para el análisis histórico. “Alumno-descentrado” era, por supuesto, el lema frontal del movimiento New Education.
Pero pensamos que no es una tarea, como la de Cuban, documentar el ascenso del niño-descentrado, y tampoco censurar la falta de pruebas, como hace Ivor Goodson.
No debemos concebir nuestra misión como un viaje de inspección por las aulas del pasado.
Por ahora nos hemos contentado con precisar lo que deseamos saber y las preguntas que hacer. Pero ahora nos vamos a centrar en las fuentes que nos permitan dar una “descripción consistente” así como una frecuencia del comportamiento en el aula.
Por eso elegimos los periódicos educativos ya que tienen una base regular (semanal, mensual, etc.) y su representatividad queda asegurada sobre la base de diversos criterios, y no precisamente ideológicos.
La idea clave es tener una visión global sin recurrir a una tipología fija. Sin embargo no habrá una estadística nítida sobre “la frecuencia de la conducta del aula”. En segundo lugar nos dan una “prolija” descripción. Además tienen un amplio abanico de temas que tratan. Pero la pregunta de verdad es ¿Nos dicen algo los periódicos educativos acerca del procedimiento de enseñanza o sólo conducen por el mal camino?
Finkelstein (1989, pág.37) clasifica los periódicos bajo el rótulo de “fuentes normativas”, y en consecuencia los considera responsables, en parte, de la distorsión de la Historia de la Educación.
Es el historiador el que yerra. Y haciendo uso de los periódicos educativos para la historia del aula, se puede incurrir en dos grandes equivocaciones. La primera es confiar exclusivamente en ellos, y la segunda es interpretarlos errónea o unilateralmente. El problema no está en la naturaleza de las fuentes sino que reside más bien en la interpretación.
La escuela trata con personas, y las personas hacen que los planes fallen (Viñao, 2001). Y la causa no tiene por qué ser perversa: a menudo un plan es demasiado ambicioso, rebuscado o vago en sus tecnicismos prácticos. De hecho, los ideales normativos no se pueden simplemente trasponer de las fuentes a la escuela real.
Los periódicos no deberían ser tratados como “una esfinge misteriosa, cuyo somero secreto puede ser adivinado y revelado” por generación espontánea. No se descubren tan fácilmente. No revelarán de buena gana la información “confidencial” que nos interesa. Tendrán que ser interrogados, como lo fueron, con una lámpara enfocada contra sus ojos y un arma apuntando a su cabeza.
La “normatividad” es sólo un problema si uno se apresura de demasiado, si se decide a evadir elegantemente todos los problemas de interpretación aplicando la ley de análisis del discurso.
Por la normatividad no es un problema mientras uno sea capaz de identificar las normas que fueron sostenidas realmente en cierta época. Una vez que se acepta esta simple postura, la normatividad puede ser heurísticamente interesante en dos sentidos.
La normatividad propiamente dicha. En primer lugar, pueden darse objeciones concretas. Emitiendo reglas y ordenanzas específicas el periódico cumple la función de un informador ya que sin intencionalidad aporta un retrato de la vida y costumbre en el aula. Las órdenes e indicaciones a los profesores conforman, como así fue, un manual de urbanidad en el aula. Si por ejemplo, la exhortación para no utilizar el castigo corporal disminuía gradualmente en intensidad o desaparecía, podemos asumir que el castigo corporal también habría desaparecido en la práctica.
La normatividad como normalidad. En segundo lugar y más importante, los periódicos dan pruebas de un sistema con sentido, una manera de pensamiento. ¿Es un “discurso”, una “mentalidad”, una “cultura” o una “ideología”? Como quiera que se llame, esta amplia forma de pensamiento puede ayudarnos a entender las objeciones más categóricas acerca de la “etiqueta” en el aula. Las reglas y ordenanzas específicas eran como un ideal de “normatividad” como lo que realmente sucedió, como la norma de conducta. Determinadas ideologías podían eliminar cierto comportamiento o acotarlo severamente. Así. Si creemos que los períodicos presentan un buen cuadro de la vida en el aula, no quiere decir que los profesores hicieran todo cuanto los periódicos les dijeron que debían hacer. Pero ciertos modelos de pensamiento eran, sin duda, obligatorios.
Quienquiera que eche una ojeada más de cerca de los artículos de los periódicos en torno a la práctica diaria en el aula, no puede dejar de observar que tienen más que ofrecer que representaciones simplemente idealizadas. De hecho, hay una seria tensión en la prensa entre el ideal y la práctica. Los periódicos la adoptan para explicar y adaptar la teoría imperante y los ideales pedagógicos generales. Buscaremos la “realidad” en la fundamentación de ideales, en las condiciones que los rodean, en las ímprobas explicaciones y justificaciones, en resumen: en la maraña dentro de la cual, en los períodicos educativos, los limpios ideales pedagógicos quedan deformados. Así podemos captar la realidad en los cortocircuitos del discurso.
Debemos seguir el consejo de Polonio a su lacayo “Y así es como nosotros, las personas de talento y alcance, / con rodeos y ataques de soslayo, / por medios indirectos, hallamos la dirección” [Hamlet, II, 1ª].
Desde finales del siglo XVIII, una multitud de tenaces mecanismos que se pueden ver como reglas que apuntalan la mentalidad y la realidad pedagógicas de Occidente. Paralelamente al proceso de modernización social, un complejo estereotipo comportamental fue establecido en la vida de la escuela, con el propósito de instruir, socializar y disciplinar a los alumnos. Esto es evidente no sólo para el comportamiento y la interacción educativa con los niños, sino también para los determinantes de la cultura escolar que están arraigados en factores ambientales de carácter temporal y espacial y que abarcan el ritual de la vida escolar.
Una educación mejor debería producir personas más independientes. La paradoja pedagógica con la que se enfrentaban constantemente los profesores era, sin embargo, que este objetivo emancipador implicaba aumentar la independencia del ‘curriculum’ preestablecido. Los profesores cuya capacidad educativa se apoya en la ‘correcta’ aplicación de reglas implícitas en esta área eran ya guías experimentados que conocían el rumbo y paradero del llamado viaje educación. Pero este ideal de autodesarrollo no se podía alcanzar con libertad desenfrenada sino con una obediencia ciega. La escuela como reflejo prototípico y versión reducida de la vida real, demanda una libertad sin reservas. Es decir los niños debían saberse desenvolver bajo la dirección experta de sus ‘mano maestras’. Esto estaba pensando para promover el acercamiento constante al ideal de modernización.
Para garantizar esto se pensó en los profesores para atraer a los niños a su lado tanto como fuera posible. Por esta razón se consideraron inadecuadas ciertas prácticas como el rigor patriarcal y los arrebatos de brutalidad física dando pié a una mayor cordialidad pedagógica. Los buenos profesores se basaron en el principio de modernización punitiva y sabían como utilizar un mínimo de recompensas.
No hay evidencia alguna de que se produjera un cambio repentino en la relación profesor-alumno incluso después del simbólico año 1968. Por conveniencia de los educadores los niños debían ser mantenidos en un estado de inocencia. El instituto pedagógico del profesor confió en su criterio de pastor antes que en el criterio de buena disposición para escuchar o comprometerse al diálogo. La escuela seguía siendo parte esencial de la vida. Y día a día la sociedad se hizo más ‘instruida’.
Como ya sabemos nuestro estudio se basó principalmente en fuentes escritas, a pesar de que consultamos otro tipo de material como fotografías o películas, pero no obstante observamos que no nos ofrecían más de lo que ya sabíamos, la razón principal fue que una fotografía o una película no se puede estudiar desde otro ángulo del que nos presentan.
Tendencias recientes afirman que el contenido de las imágenes es menos importante que su forma cuando las fuentes visuales se utilizan para el estudio del pasado.
Si queremos hacer comentarios razonables debemos atender a sus aspectos artísticos y técnicos de las fotografía y el cine, pero esto entra ya en otras ramas como historia del cine.
La mayoría de las veces lo que podemos obtener de fotografías o películas no son más que vivencias personales del autor y la mayor parte de la veces no sacamos ninguna interacción pedagógico-didáctica entre profesor y alumno.
Nuestro punto de punto de vista es que la ‘revolución grafica’ sólo puede ser útil si presta atención a los aspectos visuales de la realidad de la enseñanza y educación y que sólo sirve como complemento.
Pero, en última instancia, tenemos que admitir una vez más que todavía, el texto es la mejor materia prima, necesario para la interpretación de las fuentes visuales y no al contrario.
Finalmente podemos decir que no hace falta consultar viejos modelos pedagógicos para saber que la interacción, profesor-alumno estuvo marcada por la ‘disciplina’ y esta naturaleza podría a ver sido determinante en la separación de actividades de enseñanza aprendizaje.
Una historia de la realidad educativa debe referirse a los efectos de la adquisición conocimiento.
Según hemos expuesto (Recursos y Procedimientos) nos indican la manera de descubrir la parte del contenido de la enseñanza primaria mas de lo que lo hace la práctica cotidiana.
El estudio del libro de texto debe combinarse con otros instrumentos de interacción del pasado.
Tal combinación no sólo provoca la verificación del “texto” de los procesos de aprendizaje educativos sino también la apertura de una contextualización significativa de la historia.
Por esta razón la prensa debería adquirir prioridad porque los autores de libros de textos son también los mismos que los de los artículos de periódicos educativos, solo que con algunas matizaciones los artículos de periódico son reflexiones que fueron escritas al margen de la presión del aula, los libros de texto como los libros de ejercicios, son el residuo de la educación en acción, también hay que saber que los autores de los libros de texto más allá de la preocupación pedagógica, transformaron las prescripciones del curriculum en material comercial.
Finalmente quisiéramos terminar diciendo que cualquiera que desee conocer cómo ocurrió realmente la educación en el pasado no puede eludir los libros de texto.


http://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=1194880


Ensayo


Leyendo el texto me han rondado varias ideas, preguntas, y diversas cosas por la cabeza. Comenzaré preguntando lo siguiente ¿Por qué nos ha interesado tan poco el estudio del aula? ¿Y por qué nos viene a interesar ahora? Pues yo creo que por una simple razón, cuestión de poder. Hasta hace bien poco la educación no podía concebirse como la mayor institución burocratizada y generalizada en todo el globo terrestre, actualmente escuelas hay en todas partes y no puede compararse con centros médicos, ayuntamientos... Durante toda la historia del planeta la educación ha estado en manos de un grupo muy reducido, principalmente los ricos, estos han ostentado la educación durante muchos siglos con conocimiento de causa de que esta era el único medio para llegar a su mismo nivel y equiparlos en todos los sentidos, sí esto sucedía perderían su status de situación privilegiada y como ellos no querían que sucediera fueron ideando métodos para excluirlos y reprimirlo impidiendo llegaran al poder, pero como ya sabemos la represión solo engendra rabia hacia lo establecido y poco a poco este grupo privilegiado fue perdiendo el control de la situación hasta llegar a un punto donde las clases trabajadores igualaron en derechos a los ricos, esto significó un gran cambio pues cualquier persona podría obtener el mismo cargo que otra adinerada. Como las personas ya eran todas iguales en derechos la educación fue generalizándose lentamente, con cambios significativos hasta lo que hoy en día estamos viviendo, una educación para todos.
Otra de las preguntas que se me ha pasado es la siguiente ¿Por qué nos hemos centrado en el análisis de la historia del aula desde la política educativa? Centrándonos en el caso de España, esto sucede a mi parecer, por la “incompetencia” de muchos políticos o los diversos cambios legislativos que se han estado llevando a cabo y de este modo produciendo han cuatro leyes en el período de 1970-1990, intentando solucionar mediante nuevas reformas los problemas que arrastra la política educativa española sin intentar ver que es lo que falla desechan la ley anterior y empiezan otra nueva, debido a esta gran inestabilidad se producido muchos más análisis del tipo político que haciendo caso a los niveles del aula que son los verdaderamente importantes.
Finalmente quisiera terminar diciendo que muchos de los proyectos educativos que se llevan a cabo y fracasan no tienen ningún culpable, pueden que hayan tenido expectativas muy altas o porque a la hora de ponerlo en práctica hay temas que no podemos controlar, que se nos escapan de las manos, podemos tener una idea de lo que va a pasar pero no con total seguridad, ni el educador mas experimentado puede prever con antelación los acontecimientos pero si deben estar preparados para intentar reconducir el proyecto e intentarlo llevar a donde tenían previsto, deben estar preparados para todo.
Haciendo caso a los métodos apropiado para la historia del aula estoy de acuerdo en que un verdadero análisis no se puede hacer mediante la observación o tomar como fiel retrato a un observador externo, tampoco podemos hacer caso a los profesores o alumnos porque nos muestran su verdad para realizar un buen análisis hay que tomar fuentes escritas y complementarlas con materiales audiovisuales y cinematográficos, y llego a esta conclusión de mano de lo expuesto en el texto. Pienso lo siguiente: Si basamos nuestro estudio en la simple observación obtendremos datos poco claros porque son observaciones microscópicas que desaparecen con un pestañeo y solo son perceptibles por el ojo entrenado del etnólogo, tampoco podemos tomarlo a él como referente por varias razones una de ellas es que sus informes están orientados al progreso educativo y otra es que sus observaciones pueden ser fácilmente falsificadas sin darse cuenta, tampoco podemos tomar como verdad absoluta a los alumnos porque nos cuestan su verdad e igualmente vista desde su óptica y esto queda defendido por los argumentos que propone Larry Cuban. Entonces para el buen análisis debemos tomar periódicos educativos ¿Y por qué debemos hacerlo? Muy simple, este tipo de material nos proporciona diferentes tipos de vista, como pueden ser textos políticos, sociales, económicos…que abarcan ampliamente el tema conformando una realidad global de lo que pasa en cada momento, suelen tener tirada diaria, semanal, mensual…, y están exentos de sentimientos cotidianos, pero no debemos caer en el pecado de creernos todo lo que nos dicen los periódicos e interpretarlos como la verdad absoluta, debemos ser críticos con el material compilado. Refiriéndonos al material fotográfico y cinematográfico sólo debemos usarlo como complemento, pues sólo muestran la visón de lo que trasmitir su autor y de ese modo sólo puede ser interpretada desde ese ángulo, además tenemos que tener en cuenta que la forma pertenece a otra realidad como es la historia del cine y los contenidos hacen referencias a los sentimientos y sensaciones que nos quiere transmitir el autor. Finalmente debemos saber que otro tipo de material que nos muestra la realidad del aula son los libros escolares y están estrechamente relacionados con los periódicos educativos porque muchos de sus artículos pertenecen a los mismos autores, pero a parte de conocer su procedencia y hay que tener en cuenta que los artículos de periódico están libres de tensión ya que fueron escritos fuera del ambiente del aula mientas que los libros de texto son el reflejo de los ejercicios que se ponen en práctica, muestran rastro de los garabatos de los alumnos indicándonos que asignaturas le interesan y cuales no.
Quisiera terminar el ensayo hablando un poco características de los modelos educativos que se llevado a cabo en relación con la “Gramática de la escolarización” a una “Gramática de la pedagogización”, anteriormente la educación estaba anclada en el magistrocentrismo, en el enciclopedismo y el verbalismo, se consideraba el castigo físico como estimulador, las cosas había que memorizarlas y el maestro era el centro de la clase, actualmente esto ha cambiado el castigo físico y muchas veces las burlas se consideran denigrantes para el alumno, el material impartido ya no es memorizado sino que se pretende que el alumno lo razone y el profesor es considerado como guía del conocimiento y una especie de “arbitro” en la organización de la clase y con un respeto mutuo entre profesor y alumno. Pero ahora quiero llegar al punto del que quería hablar, actualmente ya no existe ese miedo hacia profesor, es más que ni se le ocurre pegarle a un alumno porque le puede caer una buena, parece que las cosas han cambiado bastante, y hago las siguiente preguntas ¿Estamos perdiendo los valores de respeto? Realmente sí, y lo podemos ver no solo en las aulas con las recientes noticias videos grabados por alumnos mientras le pegan al profesor, también lo vemos en los hogares con los malos tratos, es decir estamos rodeados de violencia y falta de respeto al prójimo por todas parte, ¿Qué ocurre? Pues es fácil la sociedad que nos toca vivir no valora ya los intereses de la sociedad solo piensa en su propio bien y no le importa nada mas, una de sus causas puede ser el masivo bombardeo de publicidad en todos los medios de comunicación, otra los programas de TV que vemos, el entorno en que nos movemos..., y así podría seguir y no terminar porque esto marcado desde del Gobierno más grande al ser más insignificante. Todos estos problemas se le achacan a la escuela y se le propone que ella misma los solucione, se confía plenamente esperando que pueda salvarnos, pero somos cada uno de nosotros quien debe poner fin. Ahora bien quiero que reflexionemos y pensemos que es lo que hacemos y como cambiarlo.

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