Carlos Marx (1818-1883) y Federico Engels (1820-1895) ya que ambos nacieron en la Renania alemana y fueron influidos por la escuela hegeliana. Colaboradores intelectuales y políticos desde el exilio en Paris en 1844, los dos conocerán “la concentración industrial británica, lo que obliga a superar el socialismo utópico de los años 1840 para llegar al comunismo realista o critico con forma científica”. Aunque no desarrollaron una teoría educativa, sí expresaron en distintos pasajes de sus escritos sus concepciones sobre la educación, en estrecha relación con las duras condiciones socioeconómicas y laborales de un industrialismo en alza. Su importancia en la historia y educación contemporáneas se debe a su influencia ideológica, reclamada desde distintas experiencias políticas y educativas.
Al ser los hombres producto de su medio y estar determinados como seres sociales por la historia y la división del trabajo, la educación debe organizarse entorno al trabajo productivo y así poder superar la escisión de los humanos entre sí y también su original unidad con la naturaleza. Su propuesta de una educación polivalente fundada en la capacidad para ejercer distintos quehaceres supone la movilidad laboral; constituyendo la enseñanza politécnica el modo de superar la fragmentación sociolaboral y adquirir el trabajador una cultura de vigencia universal.
De hecho, su teoría educativa se basa en la crítica que realiza la educación propia del capitalismo, al afirmar que aporta concepción unilateral del hombre. Así, en la sociedad capitalista hay escuelas y enseñanzas que están dedicadas a los hijos de los obreros y en ellas se les enseña a ser obreros; asimismo, se dan escuelas burguesas para los hijos del capital en las cuales se les enseña a ser patronos. En las primeras, la educación que se recibe es fundamentalmente de tipo manual-profesional, en cambio en las segundas la formación es sólo intelectual. Aquí estriba, según Marx, la formación unilateral del hombre y no tiene posibilidad de desarrollarse plenamente.
La alternativa marxista se centrará en el logro de una formación omnilateral del hombre, es decir una formación total, completa, integral, que desarrolle todas las posibilidades por un igual en todos los hombres. Es decir una formación que se asienta en una escuela que aporte el desarrollo manual e intelectual a todos, independientemente de su origen. La escuela ha de formar trabajadores intelectuales e intelectuales trabajadores, ya que el hombre, cualquier hombre, por naturaleza, es capaz de hacer y de pensar. De ahí, evidentemente, surgirá el concepto de escuela unificada o única, que como se ve no sólo se refiere a la unificación de clases sociales sino fundamentalmente a la unificación formativa que toda escuela debe impartir; asimismo también se desprenderá de ella la importancia del trabajo en la pedagogía marxista.
No puede haber formación sin trabajo ni trabajo sin formación, en la que Marx incluye la intelectual, la educación física y la instrucción politécnica. Si intención se dirige al trabajo útil. Para poner las bases de una pedagogía de trabajo como preparación activa en la sociedad industrial, el niño debe ser educado de manera progresiva en el trabajo en el manejo de las principales herramientas de los diversos oficios.
La idea central de la educación marxista es la cualificación laboral, pues los problemas que conciernen a la realización humana se supeditan a la cotidiana relación de los escolares con la familia y la sociedad. La escuela además de politécnica debe ser laica, mixta y gratuita, y la reivindicación de una escuela unitaria pretende eliminar el origen de la división del trabajo y por ende la sociedad.
Las ideas de Marx y Engels han sido interpretadas en el mundo contemporáneo según el contexto en que eran recibidas y su revalorización social del hombre ha reportado el desarrollo en el conocimiento de las sociedades humanas; sin embargo el difícil encaje de los valores individuales, particularmente la libertad, en este predominio ideológico de lo social suscita polémica. Su interpretación más fecunda ha tenido lugar en las naciones con una tradición democrática, donde la educación politécnica se ha ido incorporando a un sistema social unificado.
Antoni J.Colom (coordinador), Teorías e instituciones contemporáneas de la educación, Edit. Ariel Educación pág.106-107, 2001, Barcelona.
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