Tratando el tema de la visibilidad e invisibilidad de cada uno de los miembros que constituyen una clase podemos clasificarlos en dos grupos: el visible y el invisible.
Por un lado no encontramos con los alumnos visibles son aquellos que su comportamiento llama la atención en el centro académico mediante manifestaciones que el profesorado puede valorar positiva o negativamente, pero que siempre recuerda. La visibilidad se puede manifestar de varias maneras, ya sea por conductas físicas o verbales agrupándolos en dos grandes bloques, por un lado comportamientos de protesta, conductas agresivas, y por otro, conductas de signo de aplicación.
Los comportamientos visibles son mayormente producidos por niños que por niñas. Sin embargo muchos de estos alumnos conflictivos suelen ser definidos por los profesores con términos cariñosos y que llevan consigo una valoración positiva (“trastos y gamberretes”), muchos de estos profesores manifiestan un mayor aprecio por los estudiantes más rebeldes, es más, si estos alumnos son guapos y atractivos sienten cierta predilección por ellos y son los más estimulados. No obstante, la situación cambia si son feos, poco o nada agraciados, pertenecientes a sectores marginales y además conflictivos. Si les añadimos otra variable como puede ser su origen racial existen múltiples prejuicios negativos, esperando de ante mano que sea un alumno conflictivo.
Mientras que por otro, los estudiantes invisibles son el grupo de alumnos que tienden a pasar desapercibidos ante los ojos del profesorado, es decir, no haciendo nada que sea lo suficientemente llamativo para hacerse notar. Sus profesores tienen dificultades para describirles y no se atreven a opinar sobre ellos. Esto se refleja numerosamente entre conversación entre profesores, reuniones escolares. Dentro de los alumnos invisibles se pueden encontrar tímidos supervivientes, marginales y ansiosos.
CLASES, PEDAGOGÍA Y EVALUACIÓN
Dentro de la pedagogía visible existe una plataforma objetiva para evaluar a los alumnos que se apoya en unos criterios claros y unos procedimientos de medida precisa. Cuando analizamos las calificaciones de los alumnos podemos determinar el perfil al que pertenece dicho alumno. Dentro de las notas de los niños se introducen elementos objetivos que enmascaran a otros subjetivos. Por otro lado, en la pedagogía invisible los procedimientos de evaluación son múltiples, difusos y no se presentan fácilmente a una medida aparentemente precisa lo que dificulta la comparación entre los diferentes alumnos y centros escolares. La pedagogía invisible especifica el progreso de cada persona y dentro de esta forma pedagogía existen variaciones entre grupos.
Tanto en la pedagogía visible como en la invisible tiene importancia el interés y la motivación del alumnado. Pero en el caso de la pedagogía visible la atención se centra en el maestro, sin embargo en la pedagogía invisible, la atención del maestro se basa en el niño completamente, en el conjunto de lo que hace y lo que no hace.
En muchas ocasiones los padres consideran que las disposiciones y decisiones que toman los profesores son insignificantes, inoportunas e incluso erróneas, cuando esto ocurre es normal que el comportamiento del niño sea contradictorio.
La pedagogía invisible no supone únicamente una separación de lo escolar, sino que también pueden también el algunos casos ser los niños un mensaje innovador dirigido a la familia. Tiene una evaluación subjetiva que objetiva. Cuando se trata de una pedagogía visible las notas atribuidas a competencias particulares definen una actividades del niño definen otro perfil. En el caso de la pedagogía invisible probablemente habrá una explicación detallada de las relaciones entre las estados psicológicos y de sus actos. Esta pedagogía puede generar también formas de evaluación y de juicios explícitos encubiertos.
Puede haber una ruptura entre diferentes formas de socialización, entonces lo que puede pasar es que las formas de clasificación y los marcos de referencia rígidos sustituyan a formas de clasificación y a marcos débiles. O por el contrario, otra situación en las que las formas de clasificación y los marcos de referencias débiles sucedan a formas rígidas.
Es importante no fijarnos solamente la concordancia en el grado de rigidez de las formas de clasificación y de los marcos de referencia, sino también las discordancias y el momento en el que esas discordancias aparecen.
El currículum oculto de las pedagogías invisibles podría ser una pedagogía visible. Sin embargo, los resultados de la importancia de una pedagogía en la otra serán probablemente distintos de los que se obtienen cuando se transmite una sola pedagogía, sean estas las que sean. La pedagogía visible es el grado de rigidez de las formas de clasificación, ya que es él quien define lo que es considerado como propiedad valorada, regulando de este modo las estructuras mentales. La rigidez de los marcos de diferencia regula la modalidad de la socialización dentro de la clasificación.
Ejemplos reales
Vamos a comenzar exponiendo unas prácticas educativas que sacan a la luz el currículum oculto:
Una profesora de infantil prepara la hora de los juegos, pone puzzles, cochecitos, libros, pistolas, cacerolas, cocinillas, muñecas y peluquería… Deja que cada niño elija el juego en el que desea estar, con un máximo de cinco en cada estación, prácticamente todas las niñas van a las peluquerías y a las cacitas, los niños escogen los coches y algunos van a la cacita donde realizan el papel de papás o hijos pequeños.
Podemos ver como en la etapa de infantil mayormente las personas que se dedican a ello son mujeres, por lo que deducimos un alto grado de feminización. El objetivo que se quiere conseguir es, que los alumnos sepan diferenciar que también hay mujeres profesoras y madres y ambas no son iguales. A la hora de jugar podemos ver como los propios niños juegan con los niños y las niñas con las niñas, que los niños prefieren los coches antes que las peluquerías y que las niñas prefieren las peluquerías a los coches, no obstante a la hora de jugar en conjunto los papeles están bien marcados niños papá y niñas mamás, de esto se deriva un machismo puro y duro. Si algún niño se sale de su papel ellos mismos se encargarán de reconducirlo con duras críticas y burlas.
Una profesora está impartiendo sus clase de filosofía, durante el transcurso de ella se dirige a los chicos más guapos con bromas y ejemplos de la lección con un tono insinuante y de doble sentido. Además está pendiente de que participen en la dinámica de la clase constantemente, de motivarlos y darles facilidades a la hora de estudiar. Estos chicos más guapos da la casualidad de que también los “gamberros” de la clase.
De aquí lo que deriva es la predilección por los niños que normalmente son más motivados que las niñas, y sobre todo si estos son guapos.
Bibliografía
Apple M.W. (1989): Maestros y textos, Barcelona, MEC
Apple, M.W. (1987): Educación y poder, Barcelona, MEC
Apple, M.W. (1996) El conocimiento oficial, la educación democrática en una era conservadora, Barcelona, Paidós.
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