La escuela de San Donato pretende salvar el fracaso de los pobres en el período obligatorio supliendo sus carencias familiares y sociales, elaborando una cultura crítica al servicio de los oprimidos.
En su nuevo destino, en el caserío montañés de Barbiana, prosigue su labor educadora con una escuela a pleno tiempo, abierta todos los días del año, para suplir las deficiencias de la pública y las familiares y sociales. Fruto de la elevada atmósfera moral, política y cultural que respiraban los alumnos de Barbiana, así como su espíritu crítico y preocupación lingüística son sus primeras cartas “a los curas castrenses” y “a los jueces”. En ella se plantea la objeción de conciencia, por ser la guerra instrumento de los poderosos contra los pobres y el deseo de unas leyes democráticas que sirvan para la mejora de los ciudadanos más desfavorecidos.
Milani pretende acceder desde el esfuerzo de la escuela a una mayor libertad de los oprimidos, lo que significa una clara opción política que sin embargo no se identifica con ningún partido. Y para esta finalidad la escuela estatal no le servía por su clasismo, pese a que es pagada por el pueblo. La propuesta de Bardiana como escuela de los pobres es una ocupación permanente, pues fuera de la escuela el niño pobre aumenta su desnivel frente al burgués, ya que su familia está desprovista de apoyos culturales. El permanente contacto con las necesidades del pueblo influye en el método y los contenidos de la escuela de Barbiana
El escándalo que produce la escuela tradicional es que porque aprueba a los ricos y suspende a los pobres; la cultura de sus programas es antisocial pues hace arribista a los escolares. En esta ley de la selva ganan siempre los más fuertes y astutos, no cabe ninguna esperanza en las reformas de estas leyes por quienes no tienen en cuenta los problemas de los pobres. Cabe partir de la cultura de los humildes, más elevada que la burguesa, pero solucionando el problema de su expresión: el propio lenguaje se tornará más rico y humano cuando sea del dominio de los obreros.
Las reformas que propone la escuela de Barbiana comienzan por exigir responsabilidad a su propia tarea, ya que no es recibo la imparcialidad esgrimida por los profesores ante el fracaso de sus alumnos. La educación en Barbiana era individualizada y adecuada a las características de cada alumno, siendo los preferidos aquellos más lentos o más bobos. Esta escuela permanecía abierta doce horas durante todos los días del año y en este ambiente educativo el profesor y el alumno buscan juntos la alegría del saber.
La escuela de Barbiana fomentaba las actitudes comunitarias en el uso de los materiales y en sus actividades, como la relación de maestros que ejercían los mayores con los pequeños. La idea de que los problemas comunes deben ser abordados por todos deriva a una concepción de la justicia que apoyara a los débiles. La enseñanza de las lenguas y la escritura era la ocupación principal de los alumnos de Bardiana, pues hacían posible la expresión de la cultura, los viajes y la comunicación humana. El periódico era usado como recurso educativo para el conocimiento humanístico y para ejercer el espíritu crítico, que junto con la sinceridad eran considerados los valores fundamentales. Los talleres con trabajos manuales y artísticos, así como la observación de la naturaleza eran otras de las actividades formativas de la escuela de Barbiana.
La semilla de Milani ha fructificado y ahora son los padres los interesados en organizar el doposcuola para sus hijos, pues han comprendido la importancia de estar informados sobre cuestiones de su vida como la sexualidad o la política.
El doposcuola se plantea como una experiencia autónoma donde se realiza mejor el principio de libertad; su propuesta como contraescuela aboga por no reproducir el autoritarismo y el clasismo de la escuela y el doposcuola estatal. La conclusión a la que llegan estos alumnos de Barbiana es la necesidad de que el pueblo dirija su propia escuela, pero este cambio en la sociedad civil plantea una perspectiva política y requiere la participación de todos. Los principios educativos defendidos en Barbiana lo son de una nueva sociedad, como señala Martí, cuya cultura surgirá de la vocación histórica de los oprimidos como clase dirigente. Su silencio hasta ahora era debido a un déficit de expresión, aunque en Barbiana se ha comenzado a hablar.
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